

“Somos criaturas sociales. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando”. G. Rizzolatti
Las neuronas espejo, que están activas desde el nacimiento, permiten el aprendizaje; son las células nerviosas encargadas de reflejar los patrones motores que otra persona a la que observamos realiza, por lo tanto, permiten imitar aquellas acciones de los demás que llaman nuestra atención. Desde esta definición, podemos entender el enorme papel que cumplen en la vida de un bebé cuando en respuesta a nuestra sonrisa, sonríen... aquí comienza el proceso de socialización. Las neuronas espejo ofrecen al bebé la posibilidad de interpretar las emociones de sus padres y les permite acceder a su mundo mental.
Pero no sólo son fundamentales las neuronas espejo en la etapa infantil, la importancia de estas células se manifiesta en la vida de un adulto, cuando lloramos al ver una película que nos emociona, cuando nos sentimos tristes viendo sufrir a una persona a la que queremos, cuando se nos contagia la risa de un amigo, o cuando bostezamos si alguien con quien estamos bosteza. ¡Por eso se conocen también como las “células de la empatía” y es que generan contagio emocional! Son por tanto responsables de la interacción social con las personas y el entorno que nos rodea, de la construcción de la referencia social (la búsqueda e intención de comunicación con otras personas).
Decíamos que en los bebés son especialmente importantes ya que observan los rostros e imitan los patrones motores, y además se sabe que tratan de identificar expresiones y gestos que les aporten confianza y seguridad. En este sentido, las primeras reacciones de los bebés ante las mascarillas han podido ser complejas: podemos sonreír a un bebé en un semáforo mientras esperamos a cruzar la calle como antes hacíamos y que no nos responda porque no ha identificado nuestra sonrisa y por tanto no nos responde desde la imitación. Muchos se han sentido incómodos e intimidados ante la perspectiva de un rostro en gran medida tapado. Incluso dentro de la familiaridad de un rostro conocido los bebés y niños más pequeños han podido dar muestras de esa extrañeza con una baja o nula comunicación hacia las personas que interactuaban con ellos mientras llevaban puestas las mascarillas.
Por eso, en el momento actual, en el que el uso de mascarillas forma parte de nuestro día a día (y parece que van a acompañarnos por largo tiempo), entendemos que muchas personas podrán preguntarse, ¿qué consecuencias puede tener en este sentido para nuestros hijos e hijas el hecho de que las personas llevemos mascarillas?, ¿afectará a su proceso de imitación y de socialización?
Aún no tenemos respuestas claras a estas preguntas, pero a nivel neurológico, sin duda, la plasticidad cerebral de los niños y niñas es un aspecto muy a favor que les permitirá adaptarse con relativa facilidad y rapidez en estas nuevas condiciones en la interacción. De hecho, podemos pensar que si esta situación se prolongara, nos convertiríamos en estupendos “lectores de miradas”.
Por lo tanto, en Centro TAP os proponemos sacar partido a nuestras neuronas espejo, de esta capacidad de contagiarnos de las emociones de los demás e influir en los otros, en esto casos, los menores, desde nuestro rol de cuidadores:
- Sería importante analizar en primer lugar lo que para nosotros, los adultos, está suponiendo el uso de la mascarilla… dentro del desagrado o la incomodidad que pueda suponer su uso, ¿estamos siendo capaces de regularnos emocionalmente?, ¿tratamos de normalizar y aceptar su uso? Debemos tener en cuenta que dentro del cerebro del niño las regiones que contienen las neuronas espejo se comunican con su sistema límbico, la gran estructura de las emociones, y como este sistema guarda una relación directa con la empatía, los padres o cuidadores debemos generar climas emocionales positivos. De modo que si nuestro hijo/a está observando nuestra preocupación, frustración, miedo, rechazo, o alegría puede tener la capacidad de sentir lo que nosotros, como figuras de referencia, estamos sintiendo.
- La mayoría de los niños a estas alturas ya se pueden sentir cómodos viendo a personas con mascarillas, pero algunos otros pueden mostrar inquietud ante ellas y por tanto, pueden necesitar más apoyo y consuelo por parte de sus padres. Los cuidadores debemos mostrarnos receptivos, desde el apoyo y la comprensión de estas emociones, y ayudar a los menores a entender por qué pueden tener que llevar puesta una mascarilla en los lugares públicos, hacer que se sientan cómodos con ella e, incluso, que hasta les resulte divertido llevarla puesta. Siempre debemos explicar el porqué de llevarlas, y que es un gesto de cuidado de los unos hacia los otros.
- En este sentido, es importante reforzar el buen uso de la mascarilla en nuestros hijos, premiarles por el cuidado que hacen de los demás usándola. Además, al uso de esta se añaden otras medidas de seguridad como la distancia social. Por lo tanto, es entendible que muchos niños y niñas puedan tener emociones desagradables como miedo, angustia, inseguridad, irritabilidad ante esta situación en la que no pueden interactuar con amigos, familiares, o profesores de la manera en que antes lo hacían. Sin duda, para todos esta es una forma poco natural de gestionar el contacto con los demás. Pero podemos ayudarles a gestionar todas estas emociones si les explicamos que con el uso de las mascarillas y la distancia social están contribuyendo a que ante esta situación ellos pueden hacer algo de mucho valor, y que eso les reporte seguridad y control
- Además con el uso de las mascarillas nos toca decodificar la información del interlocutor con una reducción significativa de aspectos del rostro que antes resultaban visibles y facilitaban la interacción y la interpretación de las emociones del otro. Si la edad de nuestro hijo/a nos lo permite, podemos preguntarle cómo le hace sentir la mascarilla en los demás y en él mismo, si nota que la comunicación es más incómoda o difícil, si le cuesta identificar cómo se siente su interlocutor…. Además es necesario validar su respuesta, tanto si nos dice que se encuentra cómodo y tranquilo, como si la sensación que nos traslada es de temor, o intranquilidad. Si el niño o niña es pequeño, podemos animarle a que le ponga la mascarilla a un muñeco o peluche, y hacerle preguntas de por qué la lleva puesta para que, desde su respuesta, podamos valorar cómo le hace sentir. Nuestra respuesta tendría que aportarle seguridad y tranquilidad.
- Por otra parte, el uso de mascarillas puede darnos la sensación de las personas se encuentran más lejanas, por lo que podemos señalar esto con los niños, para clarificar con ellos que aunque pueda tener la sensación de menor cercanía por parte de otros, el afecto sigue estando ahí
- Una estrategia que puede ayudarles es plantear como un juego la identificación del gesto detrás de ellas, podemos poner cara de enfado, de asco, de tristeza, de miedo, de sorpresa… ¡y que tratemos de adivinar qué emoción se esconde tras la mascarilla! Entender esta práctica como un juego les proporcionará de nuevo mayor sensación de seguridad y control. Se trata en definitiva de emprender un nuevo camino en que los ojos nos lleguen a transmitir en mayor medida las emociones, como antes lo hacía el conjunto del rostro, así que, ¡por qué no entrenarlo!
- Para los niños también puede dar un matiz más positivo el uso de la mascarilla si llevan modelos que les identifiquen, colores, dibujos, estampados, o que las customicen a su gusto… ¡que sientan que es algo más de su vestimenta que les define!
Ante esta situación novedosa en la que nos encontramos, como padres, madres o cuidadores de menores podemos encontrarnos ante muchas dudas sobre cómo afectará en su aprendizaje y en cómo llevar la mejor gestión emocional con los más pequeños. Si necesitas asesoramiento, y quieres conocer más sobre este y otros temas relacionados con la crianza en Centro TAP desde nuestra nueva plataforma de CRIANZA ACTIVA @crianza_activa_centrotap (¡búscanos en redes sociales!), trabajamos para que las familias adquieran los recursos y herramientas necesarias para construir su autonomía en la crianza y que desarrollen su rol de padre y madre con mayor tranquilidad y seguridad.