

¿Playa o montaña? ¿Vivir en el centro a o a las afueras? ¿colegio público o privado?¿diesel o gasolina?… En el siguiente contenido vamos a describir cómo vencer el miedo a equivocarse en la toma de decisiones, sabiendo que no hay decisiones únicas ni perfectas!
En la vida nos encontramos en situación de toma de decisiones continuamente. En algunas ocasiones estas no conllevan mayor riesgo o relevancia pero en otras, las consecuencias de nuestras decisiones pueden ser radicalmente diferentes en función de aquella por la que hayamos optado.
Cuando nos enfrentamos a una situación de toma de decisiones, sin saberlo, buscamos un equilibrio entre aquello que pongo en riesgo , las ganancias que obtengo y el esfuerzo que ello conlleva
- Se conoce como disonancia cognitiva a la tensión o desarmonía interna que percibe una persona que tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias. Es decir, el término se refiere a la percepción de incompatibilidad de dos cogniciones simultáneas, todo lo cual puede impactar sobre sus actitudes.
- Al producirse esa incongruencia o disonancia de manera muy apreciable, la persona se ve automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir la tensión hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes encajen entre sí, constituyendo una cierta coherencia interna.
La manera en que se produce la reducción de la disonancia puede tomar distintos caminos para llegar al objetivo. Una manera/ fórmula muy notable es un cambio de actitud o de ideas ante la realidad en la que estamos.
Es por eso que una vez que hemos tomado una decisión y de alguna manera no hay vuelta atrás, la mente va a trabajar para buscar elementos que afiancen su elección convirtiéndola en más atractiva y por el contrario, otros que conviertan en negativa aquella por la que no hemos optado.
Del mismo modo, el número de opciones que tenemos a la hora de elegir también afecta a nuestro cerebro. Está demostrado que cuantas menos opciones tengamos más fácil nos va a resultar la elección y mayor grado de satisfacción tendremos con ella.
- Se conoce como el fenómeno FOBO (fear of better options) a la ansiedad o el miedo que nos genera el «dejar escapar la mejor opción»
Vivimos en un mundo lleno de opciones, de posibilidades, de recursos, y esto, muchas veces lejos de favorecer nos lleva a incrementar ese miedo a estar dejando escapar oportunidades. Esto hace que nos podamos encontrar en un estado de «parálisis por análisis» es decir, queremos estar tan seguros de que la opción elegida sea la correcta, que ante tanta valoración no llegamos a dar la respuesta.
Mantener unas pautas en las tomas de decisiones y saber generar un esquema nos ayudará en estas situaciones; veamos como hacer:
- Identificar bien cuáles el objetivo y lo que quiero conseguir
- Enumerar las opciones con las que cuento
- Descartar aquellas que no cumplen con el 100% de los criterios que para nosotros sean imprescindibles
- Valorar las ventajas y los inconvenientes de las opciones resultantes
- Elegir la mayor puntuada
- No volver a valorar y repasar aspectos ya meditados
Este último punto es clave porque así evitaremos el «efecto repaso» que se puede convertir en infinito. Al descartar opciones que no cumplen mis criterios ya sabemos que nos estamos quedando con las mejores, y debemos darnos mensajes de tranquilidad sabiendo que elija la que elija, probablemente va a ser buena para mí.
Es importante también saber que casi nunca existe una ÚNICA OPCIÓN CORRECTA para así minimizar esa sensación de responsabilidad e incertidumbre al no saber si «habré dado con la buena»
“La clave para administrar decisiones es buscar lo que sea suficientemente bueno. Si esperas hasta encontrar lo mejor, la búsqueda nunca termina” –Schwartz–