

“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. – El mundo es eso – reveló- un montón de gente, una mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás….” Fragmento de “El libro de los abrazos”. Eduardo Galeano
Todos hemos sentido alguna vez la necesidad de abrazar y ser abrazado. Y es que, es sabido que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza y que necesitamos del otro para sobrevivir, para sentirnos vivos. Sentimos bienestar si sentimos pertenencia al grupo, si nos vemos “parte de”, en contraposición, el sentimiento de soledad nos conecta con la tristeza y la desesperanza.
Estos sentimientos de soledad pueden ser especialmente importantes si pensamos en abuelos y abuelas que durante la situación de pandemia viven en aislamiento o alejados de sus hijos y nietos por el miedo al contagio de la enfermedad. Y en este escenario en el que el aislamiento es la opción para luchar contra el virus y mantenerlo a raya, ¿quién abraza ahora a los abuelos y abuelas? ¿Quién abraza a las personas que viven solas?
Pensemos por un momento cuán importante y terapéutico puede ser un abrazo. El abrazo tiene significado de compartir, de entrega, de solidaridad y es una forma de lenguaje no verbal, que nos ayuda a expresar sentimientos que a veces no sabemos o no nos atrevemos a decir. Aunque no todos los abrazos significan lo mismo en general cuando abrazamos decimos “te doy valor” y así, cuando recibimos un abrazo nos sentimos “valiosos”. Y esta es la base para el desarrollo de nuestro autoconcepto.
El poder terapéutico de un abrazo es innegable y su valor va más allá de la muestra de afecto, ya que tiene muchas ventajas a nivel mental y corporal. Los estudios neuropsicológicos avalan que cuando nos abrazamos, nuestro cerebro libera oxitocina y la presencia de ésta substancia en el organismo fomenta los sentimientos de alegría y excitación, favoreciendo reacciones comportamentales o aptitudes que promueven las relaciones sociales.
¿Cuáles son los beneficios de abrazarse?
Varios estudios demuestran como el contacto físico y concretamente abrazarse reducen en gran medida la ansiedad jugando un papel importante en la regulación emocional.
¿Cuál es el poder del abrazo?
- Mejora la autoestima, sentirnos arropados y tenidos en cuenta tiene un efecto positivo para nuestro autoconcepto
- Favorece un adecuado vínculo afectivo, el contacto físico nos permite estar más presentes emocionalmente y esto incremente
- Es tranquilizador y produce sensación de bienestar
- Disminuye el estrés, la liberación de serotonina hace que estemos menos enfadados y angustiados
- Rejuvenece y reduce el riesgo de sufrir enfermedades como la demencia, nuestro cuerpo se relaja y se oxigena en cada abrazo y esto hace que nuestros tejidos y nuestras células estén más sanas. Además de regular nuestro estado de ánimo lo que hace que se estabilice nuestro sistema nervioso
A pesar de todo esto, muchas personas no pueden disfrutar de los beneficios de recibir y dar abrazos y la situación de pandemia que estamos viviendo hace aún más difícil que podamos disfrutar de ellos, sobre todo, las personas que viven solas.
Y en los casos en los que no tenemos cerca a nadie que pueda ofrecernos un abrazo, ¿Qué podemos hacer?
- Autoabrazarse, quererse a uno mismo puede resultar muy gratificante. Es una manera de aceptarnos y valorarnos como somos
- Enviar abrazos a las personas que queremos
Ahora que el mensaje que expresamos a través del abrazo no puede ser posible desde el contacto, en muchos casos debido a las medidas de distanciamiento social, y sobre todo con los más vulnerables. Es importante que aprendamos a expresar verbalmente o con imágenes lo que podemos sentir por la persona que tenemos al otro lado del teléfono o de la videoconferencia. Es el momento de aprender a expresar nuestras emociones desde la palabra, porque es la oportunidad que nos queda para que las personas que viven solas y los abuelos y abuelas que no pueden recibir nuestro abrazo se sientan abrazados, aunque sea en la distancia.
Si tienes a alguien cerca, práctica el abrazo todo lo que puedas. Si no es así, exprésate desde imágenes, palabras, para que ese abrazo que no damos no se desvanezca