

Desde que comenzó la pandemia nos hemos visto obligados a cumplir con las medidas sanitarias impuestas para poder evitar la propagación del virus….
Pero ¿realmente estamos cumpliendo con todas estas medidas adoptadas?, o poco a poco estamos normalizando convivir con el virus, “olvidándonos” de cómo seguir fomentando esa responsabilidad social que tanto se reivindica.
- Es importante que aprendamos a convivir con el virus de forma responsable sin que se vea afectada o vulnerada la seguridad de la sociedad y la salud comunitaria
Por ello, no hay que olvidarse que la responsabilidad social empieza por una toma de conciencia clara sobre la situación real en la que estamos viviendo. Y la concienciación social empieza por el conocimiento propio sobre esa realidad (o gravedad de esta), teniendo en cuenta cómo nos puede afectar a los integrantes de una comunidad, valorando el cambio que podemos generar cada uno de nosotros mismos para poder llegar a actuar de forma correcta.
Entonces, ¿dónde empieza este criterio de responsabilidad?, ¿se fomenta desde el sistema educativo, o desde el núcleo familiar?
Una de las claves es identificar la importancia de inculcar a los más jóvenes (niños y adolescentes) todo lo comentado previamente, mostrándoles la realidad actual (sin generar excesiva preocupación, miedo o culpa), fomentando así la transmisión en valores desde ambos sistemas (educativo y familiar).
Es responsabilidad de los adultos enseñar a los menores cómo pueden intervenir, actuar y cómo generar este compromiso con la sociedad, empezando con uno mismo; cuidándonos, siendo responsables y adoptando las medidas sanitarias exigidas para evitar así esta situación de contagio. No es conveniente hacerlo desde la dureza, el reproche, o el castigo, es un mensaje de oportunidad donde les transmitamos a los jóvenes: “Mi actitud a nivel individual pueden suponer una gran aportación a lo colectivo”
Y ¿qué podemos hacer para infundir esta responsabilidad a los más jóvenes?
- Debemos hacerles ver que la clave para revertir la situación pasa en gran parte por las medidas de nuestros actos, conociendo qué acciones se pueden llevar a cabo para preservar la seguridad del entorno que nos rodea.
- Sopesar, valorar y evaluar cómo las acciones y posibles consecuencias adversas de éstas pueden favorecer o perjudicar a la comunidad.
- Tomar conciencia real de problema e inculcarlo, para generar una buena prevención de acuerdo con la normativa vigente, evitando así el contagio.
- Podemos promover iniciativas de autocuidado como cumplir con la distancia de seguridad, llevar la mascarilla de forma adecuada, lavarse las manos, no tener contacto con personas ajenas al círculo social/familiar, etc.
- No culpabilizar ni preocupar por la mala gestión o escasa responsabilidad de los demás. Sino premiar y valorar el esfuerzo y la buena gestión y actuación adquirida por ellos.
- Enseñar a ser individuos respetuosos, generando mecanismos de empatía hacia los demás, para poder relacionarnos en sociedad de una forma segura.
- Es importante entender que todo empieza por las acciones cotidianas y así, poco a poco, estos pequeños gestos, acabaran provocando el cambio que necesitamos adquirir.
Recordad que no solo es importante inculcarles que una buena acción frente a la pandemia será recompensada con la salud y tranquilidad de todos frente a la enfermedad, sino que también debemos predicar con el ejemplo y mostrarles con nuestros propios actos la forma correcta de proceder