

Se conoce como el Síndrome del comedor selectivo a aquel que sufren personas que basan su alimentación en no más de 10 alimentos diferentes y que mantienen esta pauta durante un largo periodo de tiempo.
- La selección de estos alimentos a veces está basada en características de su apariencia como la textura, la forma, el color (ingiriendo por ejemplo solo los que son blancos o claros) o también puede estar basada en familias de alimentos, excluyendo por ejemplo verduras, frutas, pescados, etc.
- Este comportamiento, suele tener su inicio en la infancia y en la mayoría de los casos, con la atención suficiente y poniendo en marcha las estrategias adecuadas, se puede conseguir que la persona normalice su alimentación.
- En otras ocasiones, el problema persiste e incluso puede llegar a convertirse en un trastorno más grave como un TCA; -trastorno de la conducta alimentaria, -. Los más conocidos son la anorexia o la bulimia, pero en las últimas revisiones de los manuales de psiquiatría se están incluyendo nuevas categorías diagnósticas como “TERIA”; –Trastorno de evitación, restricción de la ingesta de alimentos-, caracterizado por un desinterés por alimentarse o incluso una evitación activa a los alimentos con las graves consecuencias a todos los niveles que eso conlleva.
- Las causas por las que un niño o una niña puede comenzar a considerarse “comedor selectivo” son variadas. A parte de patrones de crianza y educación en cuanto a los hábitos de alimentación, también se asocia con ciertos rasgos de personalidad. Es común, encontrar en estos perfiles características como ansiedad, obsesión, rigidez emocional, miedo al cambio y dificultades para adaptarse a las novedades. De hecho, uno de los factores que se asocia con el inicio de este síndrome es la llamada “neofobia” miedo a probar cosas nuevas.
- Las consecuencias de este comportamiento y relación con la comida, además de las nutricionales, derivadas de la falta de alguna base importante de alimentación, también tienen que ver con factores psicológicos y sociales.
Estas personas tienden a evitar reuniones o eventos donde se tenga que comer por la dificultad que para ellos conlleva. En el caso de los niños/as, evitan quedarse en el comedor escolar, acudir a excursiones, cumpleaños de compañeros/as etc. con el consiguiente deterioro social que ello supone y la imposibilidad o dificultad de desarrollar habilidades sociales que le ayuden en su vida adulta. En el caso de los adultos su vida social se ve limitada por este hecho, siendo la alimentación la causa de su aislamiento.
¿Cómo podemos prevenirlo?
- Es esencial contar con un modelo familiar donde se lleven a cabo pautas de alimentación: cumplir horarios, mantener normas en la mesa, comer juntos/as y no levantarse hasta que no hayamos terminado, etc. De este modo, además de crear un buen clima en torno a la alimentación, se fortalecen límites y se instauran normas entendiendo el valor que eso tiene desde la infancia.
- Intentar hacer partícipes a los más pequeños de todas las tareas con relación a la comida adecuándonos a su edad: la lista de la compra, elaboración del menú, colaboración en el cocinado, colocación de los utensilios… Así no serán elementos desconocidos ni impuestos y adquiriendo familiaridad será más fácil que logren el gusto por probar e incluso innovar.
- Llevar a cabo diferentes formas de cocinar los alimentos; cocción, vapor, plancha, horno… y también variedad en cuanto a los propios alimentos, sus texturas y presentaciones. Ganaremos flexibilidad aprendiendo que la misma comida puede ser presentada de diferentes formas y también que dependiendo de como se cocinen ¡pueden saber totalmente diferentes!
- Invitar a probar cosas nuevas, demostrar el gusto por lo novedoso e intentar en la medida de lo posible que al menos den un bocado antes de decidir que no lo quieren.
Como hemos comentado, no se trata de algo meramente relacionado con el comer si no que es una cuestión de actitud y conducta. Generando estos patrones se conseguirá adquirir una buena relación con la comida.
Y si tú, como persona adulta, te sientes identificado/a con esto, trata de exponerte poco a poco a nuevos sabores, texturas o grupos de alimentos, prueba con diferentes escenarios a la hora de comer e incluso con diferentes compañías y no dudes en pedir ayuda si lo necesitas.