

Parece que en Pekín -de nuevo- tomaron la responsabilidad/autoridad sobre su población menor de 18 años para regular el preocupante consumo adictivo que hacen de los videojuegos. La restricción de tiempo que ya se reguló, ahora va a ser mucho más limitada, y se podrá jugar únicamente de 20h a 21h los fines de semana y festivos. La gestión de este límite lo regularán los propios servicios de juegos online, que evitarán el acceso a los menores.
Las diferencias con el gigante asiático son muchas y notables cuando hablamos de los jóvenes occidentales, pero es cierto que la preocupación también esta presente en nuestra sociedad, y más cuando los medios de comunicación se ponen a hablar de un caso que ha requerido hospitalización por jugar a Fortnite, con la consecuente ola de profesionales alertando, y muchos otros intentando moderar el impacto ante algo que es puntual y que cuenta con muchas más variables clínicas importantes en el joven atendido, pero que no hacen los titulares tan llamativos.
- La categoría diagnóstica de adicción a los videojuegos se ha admitido recientemente en los manuales oficiales de diagnóstico (DSM 5 y CIE-11) para profesionales de la salud mental con notables diferencias entre ellos. Es una categoría que sigue trayendo mucha controversia en la comunidad científica, y es que es evidente que todavía queda mucho por investigar y concluir. Además, hay que tener en cuenta que estos manuales hablan de criterios diagnósticos para población adulta, cuando lo que produce más alarma y preocupación es la población infanto-juvenil. Pero si que es cierto que mientras la comunidad científica llega a acuerdos y conclusiones, hay una realidad que atender, la que nos encontramos los psicólogos en nuestras consultas. Es muy frecuente que lleguen padres preocupados por el exceso de tiempo que sus hijos dedican a estas plataformas, y sobre todo por los cambios de carácter y conducta, que según su percepción concuerda con ese exceso de horas dedicadas a los videojuegos.
¿Cómo sabemos que estamos ante un “adicto”?
Revisando los resultados que aporta la investigación científica, sabemos que el tiempo no es un factor determinante en las denominadas adicciones comportamentales. Lo que determinaría el uso problemático y equiparable a una adicción en una conducta son dos parámetros según Kardefelt-Winther et al. (2017):
- Deterioro funcional significativo o angustia como consecuencia directa del comportamiento.
- Persistencia de estos problemas en el tiempo.
La misma OMS establece que el trastorno por uso de videojuegos se caracteriza por:
- a) Deterioro en el control sobre el juego
- b) Incremento en la prioridad dada al juegoquese antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria
- c)Continuacióno incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas.
- Todo esto en un periodo de al menos 12 meses para que se asigne el diagnóstico.
Como venos, el tiempo no determina el problema. En consulta es frecuente ver chicos a los que se les ha limitado notablemente el tiempo, o se ha intentado, y en vez de solucionar el problema lo que se ha conseguido es empeorar notablemente la relación con ellos y el ambiente familiar.
Las medidas frente a este problema es mejor que sean preventivas, pero si las cosas no se han sabido gestionar en un principio, nunca es tarde para coger la responsabilidad de implantar medidas resolutivas. Vamos a ver qué hacer más allá del tiempo o quitar el juego.
Los PADRES son los referentes y herramientas más importantes para enseñar sus hijos a saber gestionar su tiempo e impulso frente a estos juegos, y han de establecerse y gestionarse puntos tan importantes como:
- Interésate y participa del ocio de tu hijo, construirlo juntos. No podemos negar que el ocio de nuestros hijos está muy determinado por las tecnologías, y aunque es importante que sepas acercarle otras maneras de diversión, también es muy importante no estigmatizar y evitar las tecnologías. No estamos hablando de una droga, y en esto es importante que la gente no se confunda. El alcohol si es una droga, que además de producir altos porcentajes de adicción es la consecuencia directa de un porcentaje muy elevado de muertes y enfermedades, pero aquí muchos padres son comprensivos con un consumo que todos hacemos frecuentemente, no deja de ser paradójica esta postura cuando el peligro es mucho más constatado y evidente. Las supuestas muertes por jugar a videojuegos son puras anécdotas que no gozan de ningún valor epidemiológico en las estadísticas de la OMS. Es muy importante estar bien informado. No bebas con tus hijos porque no hay nivel de consumo que sea sano, pero si puedes jugar, deja que te enseñen, siempre hay un videojuego con el que divertirse compartiendo, y de este modo no asociará esta actividad a una diversión en aislamiento.
- Desde el momento en que introducimos los videojuegos, hay que hablar de límites, y si no se han puesto, recojamos de nuevo este punto negociando con ellos. Los límites tratarán sobre: el tipo de juego al que pueden jugar según edad, el tiempo y días que se invertirán en jugar, los objetivos que se tienen al jugar, y el dinero a gastar. Los horarios tienen que tener proporcionalidad a su edad, al rendimiento en sus responsabilidades y al tipo de juegos que se prefieren.
- Minimiza el uso de las pantallas en casa, se un ejemplo. Es habitual ver a uno de los padres con el ordenador, el móvil etc. durante horas porque tiene que hacer “cosas de trabajo”. Esa valoración no es discriminativa para un joven que considera que jugar, curiosear por la red a otros jugadores, hablar con compañeros…es lo más importante que tiene que hacer. Intenta mantener una postura coherente con lo que pides y de paso regula mejor tu propio tiempo, es importante y necesario estar con nuestros hijos para que realmente nos entiendan.
- Mantén una actitud atenta, negociadora y conversadora, evita la confrontación y el enfado como herramienta de autoridad. Habla abiertamente a tu hijo de los perjuicios de jugar en exceso, y si hay alguna conducta de él que te preocupe, intenta que comparta el por qué de sus necesidades. La comunicación con ellos es algo importante que cuidar y según la edad nos supone un reto distinto y difícil, no dejes de lado este aspecto porque no puedes o no sabes, pídele a él que te ayude, escucha y respeta su tiempo.
Un joven orientado y limitado no desarrollará una conducta adictiva, es capaz de mantener equilibrio entre las distintas áreas de su vida: estudios, ocio, amigos, familia, cuidado personal…y se tiene que tener en cuenta que según la edad el joven irá priorizando unas u otras áreas, lo que no significa que tenga un problema porque de pronto nuestro pequeño nos deja más de lado por estar jugando con sus amigos.
Si desarrollar este abordaje no ha sido posible y tu preocupación se mantiene, acude a un profesional. Un psicólogo puede valorar qué otras cosas pueden estar sucediendo al joven, o cómo han de desarrollarse las estrategias a nivel familiar. Evita acusar al joven de tener un problema para intentar llevarlo a terapia, acude tú antes a un profesional que te orientará y ayudará a saber embarcar al joven en un trabajo terapéutico que toda la familia ha de hacer, normalmente todos los miembros aportan algo de solución y de problema. Si el joven necesita alguna ayuda específica, así será más fácil que termine admitiéndola, formando parte de una solución y no siendo el problema. El equipo de profesionales de Centro TAP os podrán ayudar en todo lo que necesitéis.