

El uso de las pantallas (móvil, tablet, ordenadores, videoconsolas…) es una de las cuestiones educativas que más preocupa a madres y padres en los últimos años. ¿A partir de qué edad? ¿Cuánto tiempo? ¿Y en vacaciones?
- Estas preguntas surgen desde el miedo a que los y las menores puedan sufrir consecuencias negativas por la utilización de las pantallas, tal y como se ha demostrado que podría ocurrir en numerosos estudios. No obstante, hay que tener en cuenta que si se utilizan de forma segura y controlada también pueden aportar múltiples beneficios, por ejemplo, siendo un canal de aprendizaje y/o comunicación con otras personas, así como un medio para dar continuidad al trabajo y los estudios en situaciones como las que estamos atravesando desde el inicio de la COVID-19.
Por tanto, la clave está en el uso que se haga de las pantallas y, para ello, es fundamental que padres y madres lo regulen teniendo en cuenta la edad, el contenido y el tiempo.
En navidad, posiblemente, muchos niños, niñas y adolescentes han adquirido o renovado uno de estos dispositivos tecnológicos y, como es lógico, quieren jugar y utilizarlo libremente. Sin embargo, padres y madres tienen miedo a que se enganchen y al retomar el colegio o instituto dejen de hacer sus tareas escolares, estudiar o incluso otras actividades lúdicas que no impliquen el uso de pantallas. A continuación, facilitamos algunas pautas para que las pantallas no se conviertan en un problema familiar:
- Antes de hacer entrega del dispositivo al/la menor, acordar cuál será el tipo de contenido al que puede tener acceso y los tiempos, teniendo en cuenta su edad.
- Para establecer los tiempos de uso de pantallas es fundamental que tengas en cuenta su opinión y negociéis, dejando por escrito cuál es el acuerdo al que habéis llegado así como las consecuencias si este no se cumple.
- En dicho acuerdo, diferenciar el tiempo que estará permitido para las diversas actividades que pueda realizar (estudio, contacto social o juego), así como, especificar qué se podrá realizar entre semana y en fin de semana.
- Haz cumplir los límites y consecuencias acordadas.
- Establecer tiempos sin pantallas, tanto de ocio como momentos familiares. Por ejemplo, salir a dar un paseo, juegos de mesa, tiempo de comida y/o cena.
- Ejerce como modelo y se coherente. Por ejemplo, si le estás pidiendo a tu hijo que deje el móvil mientras estáis comiendo, tampoco lo tengas presente.
- Evita utilizar las pantallas como estrategia para calmar o relajar al niño o la niña en un momento de tensión.
- Previsualiza los contenidos que van a ver e interésate por aquello que le gusta, preguntándole o proponiéndole jugar con él o ella en algún momento.
- En función de la edad, utiliza controles parentales para filtrar contenidos de internet, así como para determinar el tiempo de uso de un dispositivo si fuera necesario.
- Explícale los riesgos que puede tener el uso de determinados dispositivos y qué puede hacer si en un momento determinado se encuentra en una situación vulnerable.
- En vacaciones, si el uso de las pantallas va a ser más flexible, es importante qué lo hables con ellos/as para establecer cuáles son las nuevas condiciones y qué duración tendrán. De esta manera, podrán entender que es algo excepcional y, cuando se vuelva a la rutina escolar se reorganizará de nuevo el uso de las pantallas.
Independientemente del período del año en el que nos encontremos, es fundamental que se establezcan normas y límites del uso de las pantallas para que niños, niñas y adolescentes aprendan a utilizarlas correctamente y no les resulte tan difícil dar prioridad a otro tipo de actividades.
¡Ayúdales a disfrutar de las pantallas, sin que dependan de ellas!