

“La familia es el ámbito natural de desarrollo de los menores” (Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, 20 de Noviembre de 1989)
El contexto familiar es un elemento que determinará el desarrollo biológico, afectivo, social y personal de cualquier niño/a. Éste es hoy un principio psicológico sobradamente demostrado.
Es una realidad que nadie nace sabiendo ser padre; de hecho, no parece existir una preparación ajustada a dicho rol, salvo el aprendizaje adquirido a lo largo de la vida por los modelos parentales. Es decir, los nuevos padres suelen reproducir las pautas de conducta que de sus propios padres recibieron. Este es uno de los temas que, en una sociedad de cambios generacionales tan rápidos como es la del siglo XXI, hace que existan más problemas educativos en la familia y más conflictos en la relación padres-hijos. Y este aspecto adquiere todavía más relevancia cuando los hijos se apartan “de la media” para la que están constituidas la mayor parte de las estructuras sociales y educativas. La situación y dinámica que se crean en las familias cuando hay hijos/as con capacidades superiores suele ser más difícil.
La superdotación depende de una mezcla de factores biológicos, psicológicos y sociales cuyo foco de atención en su estudio se ha basado en las necesidades intelectuales. Y es, a finales de los 90, cuando se ha vuelto a revalorizar la importancia del equilibrio personal y emocional de estos niños/as. Cada contexto familiar recibe de forma diferente a un hijo/a superdotado: unos lo reciben como un premio, otros como un castigo, otros como una forma de brillar socialmente, pero todos necesitan una orientación y apoyo que les libere de mitos y estereotipos para que puedan comprender y apoyar a sus hijos/as. Como cualquier padre o madre, ante el reto de serlo, su papel les puede resultar satisfactorio o, por el contrario, angustioso.
Cuando hemos de orientar a una familia con un/una hijo/a con altas capacidades, es necesario tener en cuenta las siguientes premisas:
- la información que tiene o requiere la familia sobre las características y las alternativas de atención al superdotado en general, y sobre las capacidades y necesidades de su hijo en particular.
- la dinámica familiar (asignación de roles, modelos de autoridad, transmisión de hábitos, normas, conocimientos, etc.).
- las características de la familia respecto de su grupo social de pertenencia (nivel cultural, clase social, etc.).
- cómo afecta la identificación de uno de sus hijos como superdotado.
- cómo ha sido el proceso a través del cual la familia llega a la orientación/intervención.
- establecimiento del tipo de intervención que requiere la familia en función de sus recursos intra y extra familiares.
Los padres y madres de hijos/as con altas capacidades tienen la necesidad y el deseo de ayudar al máximo de sus posibilidades a sus hijos/as. No existe un modelo perfecto ni determinado de buen padre y buena madre. Lo importante es que nos esforcemos en mejorar y entender la intervención como un proceso que facilita un cambio y la consiguiente adaptación a una realidad determinada.