

El estrés se ha convertido en una epidemia en el mundo actual en el que vivimos. Horarios, objetivos, actividades…nuestros días planificados al minuto, nuestra vida medida en resultados.
Estamos más (pre)ocupados en hacer que en ser; el tiempo dedicado a nosotros lo consideramos “tiempo perdido”, y encontrar un hueco para ir al dentista o a la reunión de padres se convierte en una proeza. Vivimos agobiados, con un montón de preocupaciones en la cabeza, y la mayoría de las veces, sin ser conscientes de ello, funcionamos en “piloto automático”
Esta actividad frenética a la que nos vemos sometidos nos pasa factura: ansiedad, dolores musculares, alteraciones gastrointestinales, insomnio…señales que nuestro cuerpo nos envía y que nuestra mente no es capaz de registrar, (pre)ocupada en llegar a tiempo, inmersa en pensamientos sobre el futuro o sobre el pasado que le impiden prestar atención a lo que sucede en este momento, en el presente, en “el aquí y el ahora”
¿Qué significa Mindfulness?
El término Mindfulness es la traducción al inglés de la palabra “sati” del lenguaje pali, que denota atención, recuerdo y consciencia. Es una técnica milenaria, proveniente de la tradición budista, que se ha empezado a implementar en el mundo occidental con sorprendentes resultados. El término Mindfulness se traduce al castellano como “Atención plena” o “Conciencia plena”, o lo que es lo mismo, vivir la vida de una manera más rica, haciéndonos presentes en el momento actual, observando y estando atentos a lo que sucede a nuestro alrededor y en nosotros mismos desde la aceptación, sin juzgar, y de una manera intencionada.
¿Qué beneficios aporta Mindfulness?
La práctica de Mindfulness es una herramienta muy eficaz a la hora de enfrentarnos a emociones desbordantes, favoreciendo la regulación emocional, la estabilidad anímica, la disminución de la ansiedad y la disminución del malestar psicológico. En el ámbito médico, se comienza a utilizar con éxito en patologías crónicas, encontrándose mejoría en enfermedades como fibromialgia, dolor crónico, enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales… Los beneficios a nivel cognitivo se observan también en los centros educativos (mejoría en la atención, mejores resultados académicos, relaciones interpersonales más sanas) y hasta en las empresas, encontrándose beneficios en reducción del estrés laboral, mejoría en el ambiente de trabajo, mayor creatividad y aumento de la satisfacción laboral.
¿Cómo se empieza a practicar Mindfulness?
Aunque Mindfulness no es exactamente lo mismo que meditación, esta es una técnica de las más utilizadas para alcanzar este estado de Atención Plena. La práctica de la meditación formal (esto es, una práctica disciplinada, reservando unos minutos del día para realizarla, en unas condiciones específicas) facilita el estar en una mente “mindful”, una mente centrada en el presente y que nos permita ver las cosas con claridad. A través de las prácticas formales, nos es más sencillo alcanzar las prácticas informales; momentos durante nuestro día a día en los que nos permitimos “estar”, conectarnos con nosotros mismos, desconectar el piloto automático y permitirnos el momento de bienestar que nos proporciona la Conciencia Plena.
A la hora de comenzar a practicar, hay dos instrucciones fundamentales que tenemos que darnos. Por un lado, tenemos que autorregular nuestra atención, decirle a la mente que tiene que observar (un objeto, un pensamiento, una emoción, una sensación corporal…) y por otro, debemos mostrar una actitud abierta hacia la propia experiencia, estar dispuestos a no juzgar(nos), disponernos en un estado de curiosidad hacia lo que va a suceder.
Una buena manera de comenzar a practicar es elegir la respiración como objeto a observar. Prestar atención a nuestra respiración, sin forzar, siendo plenamente conscientes de como sucede la salida y la entrada del aire en nuestro cuerpo, permitiendo que este sencillo movimiento, que realizamos sin darnos cuenta la mayor parte del día, sea un movimiento maravilloso que nos aporte calma, serenidad y paz. En los momentos que dediquemos a atender a la respiración, múltiples pensamientos podrán aparecer por nuestra mente, nos distraeremos con sonidos, con sensaciones… Durante esos momentos, vamos a procurar no resistirnos a ello, no reprimir esos fenómenos; simplemente observarlos y volver a centrar la atención en la respiración.
La práctica continuada de Mindfulness nos aporta beneficios físicos y psicológicos que generan una sensación de bienestar y nos permiten hacernos protagonistas de nuestra propia vida, pudiendo apreciar lo extraordinario de las cosas ordinarias.
Vivamos de una manera más plena… ¿Te Apuntas?
Ana Barrio Rodríguez