

La adopción se ha convertido en una alternativa más para cumplir el deseo de muchos hombres y muchas mujeres para crear su propia familia. Es un fenómeno que, en los últimos años, ha crecido de manera exponencial.
Entendida como una forma más de relación familiar, el proceso de adopción comienza desde el momento en el que un hombre y/o una mujer, estando en pareja o no, deciden formar una familia, eligen cumplir un objetivo de carácter vital: ser padres, ser madres. Este deseo de ser padres puede verse cumplido de dos formas: de manera biológica, o bien, a través de la adopción. En consultoría clínica, son cada vez más las parejas, o mujeres, que ven impedida esta posibilidad de ser padres y madres de manera biológica, habiéndose sometido durante mucho tiempo (a veces años) a tratamientos de fertilidad, muchas veces fracasados. Cuando se plantean la posibilidad de adoptar, no se puede obviar el bagaje emocional que estas personas conllevan, ante procesos tan demandantes como lo son los tratamientos de fertilidad. En estos momentos, es importante que los hombres y mujeres que eligen adoptar, perciban un apoyo institucional, afectivo, psicológico y social a lo largo del proceso.
Por este motivo, pretendemos facilitar a los/las adoptantes la idea de que la adopción es un proceso con un principio y un fin (a priori), en el que hombres y mujeres pueden verse en la necesidad de desarrollar un repertorio de recursos afectivos que les facilite sobrellevar este hecho de una forma ajustada y que implique un coste personal bajo para un proceso tan demandante y tan exigente.
Sin embargo, no podemos obviar algo importante y con lo que muchos padres y madres se encuentran una vez tienen a su hijo/a con ellos/as. De repente, pueden aparecer dudas y miedos en los padres y madres, pues no saben cómo responder ante determinados comportamientos disruptivos en sus hijos/as, situaciones de conflicto, etc. En el caso de los padres adoptivos, entendemos que no se necesitan unos criterios especiales para la gestión de estas dificultades, aunque sí consideramos que es importante tener en cuenta que muchas veces estamos antes niños y niñas con una historia y vivencias personales difíciles, muchas veces marcadas por condiciones traumáticas y negativas, provistas de un desafecto y una falta de regulación emocional intensos.
El problema de la vinculación afectiva (apego) suele ser un factor muy determinante en la conducta futura del/la niño/a. Por tanto, es importante que en todo momento, los padres y madres del/la niño/a adoptado/a entiendan la necesidad de empezar a construir ese vínculo con su hijo/a.
En este sentido, queremos destacar algunas pautas que entendemos que pueden ayudar a los padres y a las madres a construir, fortalecer y cuidar ese nuevo vínculo que han elegido satisfacer:
- favorecer una buena relación de apego con su hijo/a supone disponer de una buena base de gestión emocional personal como adulto.
- actuar como modelos de comunicación asertiva y gestión de conflictos.
- desarrollar un estilo educativo de carácter democrático, que favorezca el establecimiento de límites y normas firmes y flexibles.
- ser sinceros y decirles las verdad. Cuál es su origen, que fueron elegidos por ellos.