

Vivir en positivo el periodo vacacional con nuestros hijos/as es fundamental para el descanso de la familia, y para el propio desarrollo de los más pequeños.
Es un tiempo para compartir espacio y actividades con papá, mamá, abuelos, tíos, primos, amigos…. pero este periodo puede llegar a convertirse en una tarea “pesada” si no somos capaces de identificar y gestionar tanto nuestras propias necesidades, como las necesidades de nuestros hijos/as.
Como adultos necesitamos tener en este periodo sensación de descanso y desconexión, aunque por otro lado también necesitamos sentir que “aprovechamos el tiempo libre” que tanto nos escasea durante los meses anteriores. Precisamente esta sensación de necesitar hacer todo aquello que a lo largo del año se nos queda como tarea pendiente, es lo que nos impide en muchos momentos enlentecer nuestros ritmos y toma de decisiones, o al menos administrarlas de una manera más acorde a nuestra estructura familiar con niños pequeños.
Los niños por el contrario en estos periodos donde pueden contar con la familia de una manera más continuada, requieren más nuestra atención, una dedicación más constante, pudiendo incluso llegar a ser más demandantes. Por tanto, si queremos asegurarnos un verano positivo y placentero será interesante construir equilibrio y gestión en la familia.
Algunas de las claves que os aportamos desde Centro TAP son:
- Planificar de manera ajustada aquellas tareas pendientes a lo largo de todo el periodo vacacional, contamos con tiempo suficiente para finalizarlas
- Introducir momentos de descanso de forma específica, que no sean momentos residuales, si no planificados desde el deseo
- Realizar actividades con nuestros hijos/as con intencionalidad de pasar un buen rato juntos
- Conocer cuáles son los tiempos y las necesidades de nuestros hijos/as nos evitará cabrearnos todos los días ante sus demandas
- Marcar límites claros en aquellas conductas y/o rutinas que no queremos que se instauren a lo largo de este periodo vacacional, y como siempre para que funcione: constancia ante nuestras decisiones
- Fomentar la ayuda en casa de los más pequeños para que las vacaciones sean para todos!
- Anticipar (en la medida que sea posible) cuáles serán los planes para el día, los niños cuando conocen el plan a seguir se regulan mucho mejor
- Escoger un día a la semana y hacer algo especial porque estamos en vacaciones!; este día nos servirá además de apoyo para regular el buen comportamiento de los niños, ya que ante el plan harán méritos para que salga adelante. Además les creamos un muy buen recuerdo del verano. Ej: Comer en la piscina de la urbanización o municipal, en vez de subir a casa. Elaborar una manualidad como recuerdo del verano cada semana a modo de coleccionable: pintar con pinturas de dedos, trabajar con arcilla, collages con revistas y texturas diferentes….
- A pesar de que los tiempos de baño, comidas, cenas, siestas, acostada se flexibilizan, poder seguir manteniendo rutinas en el día a día, aún cuando no se mantengan los tiempos que tenemos durante el resto del año, nos ayudará a serenar los días
- Hacer planes con otros niños hará que nuestros hijos tengan que seguir regulándose en su juego, peticiones y relaciones, cuando se relacionan sólo con adultos tienden a “tiranizarse” porque al adulto cuando les vemos llorar nos invade la pena, la culpa, el hartazgo…., y en cambio entre los iguales se normalizan sus peticiones y al ver que el llanto no tiene el efecto esperado enseguida cambian la fórmula.
Un verano estructurado con criterio educativo, facilita el bienestar en la familia y el crecimiento madurativo en nuestros hijos/as, pero además, genera vínculos positivos fomentando así el sentimiento de pertenencia a la propia unidad familiar.