

Si los poetas románticos levantaran la cabeza, ¿cómo definirían el amor con la información que tenemos ahora?… porque las investigaciones con técnicas de neuroimagen son concluyentes, donde se observa que existen hasta 12 áreas cerebrales implicadas: La química del amor se explica por las endorfinas (dopamina, feniletilamina y norepinefrina), y por tanto, el amor no se genera en el corazón, sino en el cerebro. Los neuroquímicos de la felicidad nos hacen sentir tan bien, que nuestro cerebro busca sentirse enamorado. Buscamos ser felices, y tener el máximo posible de neuroquímicos de la felicidad, que conseguimos del amor y de otros aspectos de la vida. Tenemos que ser conscientes de que, a la larga, el cerebro se habitúa a estos químicos, lo que hará que perdamos la sensación de enamoramiento, pero tenemos buenas noticias, nos quedará el amor.
¿Nos enamoramos igual hombres y mujeres? La respuesta como veremos a lo largo de este post (algo que a muchos no sorprenderá) es NO. En el enamoramiento, la primera fase del amor, la mujer tiende a recoger información a través del oído, el hombre a través de la vista, y ambos a través del olfato, mediante las feromonas que se secretan y que tienen que ver con la atracción.
- Desde la bioquímica, el enamoramiento es un impulso, no una emoción, que se explica por la secreción de feniletilamina, una anfetamina que segrega el propio cuerpo y que activa a su vez la secreción de la dopamina que se relaciona con un sistema de recompensa y placer en el cerebro. Por eso el cerebro tenderá a repetir aquellas conductas que generan placer. Con la feniletilamina se segregan también norepinefrina, que reduce el apetito y produce euforia, y oxitocina, que además de provocar las contracciones uterinas en el parto y producir leche, es un mensajero químico del deseo sexual, y estimula los neurotransmisores que originan el enamoramiento. Después de un orgasmo también se libera oxitocina. Con la feniletilamina se segrega también adrenalina que recorre el torrente sanguíneo produciendo que se acelere el ritmo cardíaco, empiecen los nervios, y se sientan las mariposas en el estómago. Todo esto es amor, sí, pero también obsesión. Con el aumento de la norepinefrina que produce euforia, y la reducción de la serotonina que tiene que ver con las obsesiones, es difícil sacarse a la otra persona de la cabeza. Y sí, el amor es ciego, porque con todo este proceso se desactivan regiones del cerebro como el córtex prefrontal que tienen que ver con la lógica y el razonamiento.
Como decíamos, hombres y mujeres se enamoran de maneras distintas, en el caso de ellas, la dopamina activa zonas del cerebro encargadas de la memoria y la rememoración, por eso las mujeres tardan más en enamorarse, necesitan más tiempo de interacción; en cambio los hombres, activan las zonas cerebrales que responden a los estímulos visuales, por ello a través del aspecto físico se activan estas zonas, y pueden enamorarse más rápidamente que las mujeres (los hombres buscan una mujer con la que tener descendencia sana y que pase información genética para la siguiente generación). Además hay diferencias en cuanto a la implicación afectiva: en el caso de las mujeres, el área que se activa durante el sexo y que produce dopamina es un 70% mayor que en los hombres.
Varios estudios demuestran que cuando se muestra una imagen de la persona de la que se está enamorado, se activan varias áreas del cerebro. Se pierde el sentido del juicio, se alteran los mecanismos de la atención, se siente más energía, se altera el sueño, se experimenta menos dolor…. Además, como decíamos antes, se reduce la serotonina, lo que genera que se puedan tener pensamientos y conductas obsesivas hacia el otro.
El amor tiene que ver con las creencias, valores, expectativas de la persona, mientras que el enamoramiento es una serie de reacciones químicas que se producen en diferentes áreas cerebrales… Por tanto, aunque no parece que el enamoramiento sea más que un proceso temporal fruto de un torrente de química, permanecer enamorado es algo que requiere de algo más racional, una adecuación con el otro en cuanto a valores, estilos de vida, admiración, compromiso, proyección a futuro, etc. El enamoramiento es por tanto, una primera fase del amor.
Después de uno a tres años, los receptores de dopamina pierden sensibilidad, es entonces cuando desaparece esa sensación placentera de enamoramiento. La pareja empieza a consolidarse y cae esa producción tan enorme de dopamina, pasando de la atracción sexual al apego, de un “te deseo” a un “te quiero”… un abrazo, agarrarse de la mano, una caricia, liberan oxitocina, la hormona relacionada con las sensaciones de apego. Como decíamos antes, se libera también después del orgasmo, llegando a un 400% por encima de su nivel normal, lo que hace que las personas se apeguen… por eso parece difícil que varios encuentros sexuales con la misma persona no lleguen a generar una sensación de cercanía y apego con el otro… También se segrega la vasopresina que es la sustancia de la monogamia, que hace que el vínculo perdure, y las endorfinas, con una estructura similar a la de la morfina y los opiáceos, que genera sensaciones de seguridad, comodidad y paz. Pese a estas investigaciones, la antropóloga Helen Fisher asegura que en sus estudios se han observado con neuroimagen las áreas cerebrales activadas en personas que aseguran estar enamoradas tras muchos años de relación, y efectivamente, se observa que todas las áreas están activas como en los recientemente enamorados salvo una, que en estos últimos sí está activa y produce ansiedad.
¿Y qué ocurre cuando nos rompen el corazón? La propia química del amor produce subidón y bajón, y cuando la persona amada nos deja, puede llegar a producir depresión y tendencias obsesivas. La dopamina tiene un comportamiento parecido a la droga, es adictiva y la gente la busca. Como el chocolate, que activa las mismas neuronas que el amor romántico porque tiene grandes cantidades de feniletilamina, la anfetamina que produce nuestro cuerpo (así, ante la ausencia de la persona amada, es común agarrarnos al chocolate). Existen personas que constantemente busca una relación afectiva, quienes solapan una relación con otra… por la activación de ciertas áreas cerebrales a causa de la dopamina, las mismas que se activan con el tabaco, el alcohol y otra drogas, se producen sensaciones de euforia, deseo, satisfacción, placer y plenitud; de ahí que cuando no tengamos la dopamina, se produzca síndrome de abstinencia, y en muchos casos, la solución sea recurrir a buscar otra persona con quien de nuevo, comenzar este proceso. Si decimos aquello de “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” es por efecto también de la dopamina, ya que en el momento de la ruptura se activa el área del cerebro que la segrega, en definitiva, como al principio de la relación, como el primer día.
Entonces la pregunta que nos podemos hacer sería: la gestión del amor está fuera de nuestro control? La respuesta es NO, desde Centro TAP os daremos las claves para vivir y permanecer enamorado de una manera adaptada y positiva sintiendo que pese a ese torrente químico podemos coger las riendas!!
- Así que atentos a la segunda parte de este post!