

La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original.
Albert Einstein
Los avances en neurociencia, nos permiten saber cómo funciona nuestro cerebro y cuáles son los procesos implicados en el aprendizaje. Disciplinas como la neurodidáctica, han desmitificado algunas creencias sobre la adquisición de conocimientos como que “el saber no ocupa lugar” o que “nuestras neuronas se mueren a medida que envejecemos”. Para que haya un aprendizaje tiene que crearse una conexión entre neuronas, una sinapsis y ésta conexión ocupa un espacio en nuestro cerebro. Efectivamente perdemos millones de neuronas a lo largo de nuestra vida y sin embargo, hoy sabemos que nuestro cerebro es capaz de seguir aprendiendo gracias a la plasticidad cerebral que nos permite la regeneración neuronal.
Desde esta nueva perspectiva sobre el aprendizaje nos surge la pregunta, ¿Por qué no beneficiarnos de estos avances, para aprender aprovechando todo el potencial de nuestro cerebro?
Bien, pues vamos a ello…
APRENDER, es una capacidad innata ligada a la supervivencia de la especie. El ser vivo que no aprende, tiene pocas posibilidades de sobrevivir. Así podemos decir, que nuestro cerebro está diseñado para aprender, pero…
¿Por qué nos resulta más fácil aprender unas cosas y no otras?
Si nos centramos en la idea de que nuestro cerebro trabaja para sobrevivir (en todos los ámbitos de nuestra vida), entenderemos que prestará atención a los estímulos que se orienten a conseguir este fin, con lo cual, nuestra atención se verá dirigida hacia aquello que es diferente, curioso, que aporta información relevante.
Sin embargo, ¿Por qué no podemos recordarlo todo? “A veces me empeño en recordar algo, pero luego lo olvido”
Como ya hemos dicho, ya que su espacio es limitado, nuestro cerebro sólo guarda lo que cree que es importante para sobrevivir, por lo que tendremos que convencerle de que matemáticas, biología, historia, etc… son importantísimos para nuestra supervivencia
Pero ¿cómo lo hacemos?
Veamos algunas claves sobre la memoria que pueden ayudarnos a recordar mejor aquello que queremos.
La memoria es un proceso complejo en el que están involucradas diferentes estructuras cerebrales. Cumple diferentes funciones y existen diferentes tipos de memoria como por ejemplo las memorias experienciales, que se adquieren por las vías sensoriales o percepciones, originadas fuera del organismo (lo que vemos, tocamos, oímos, gustamos u olfateamos) o dentro de él (estímulos interoceptivos).
Sabemos que recordamos mejor aquello en lo que nuestro cuerpo se ha involucrado, lo que hemos sentido o nos ha emocionado. Es decir, que no hay aprendizaje sin emoción.
Por otro lado, hemos oído hablar de la memoria a corto, medio y largo plazo. Generalmente cuando nos preparamos para un examen, estudiamos de manera que a los pocos días, incluso a los pocos minutos, nos olvidamos de la materia. Pero ¿quién se olvida de las preguntas que cayeron en el examen? Esto ocurre, porque es mucho más fácil recordar cuando nos ponemos a prueba, cuando estamos ante una situación de “peligro” (en la que tenemos que sobrevivir).
Para facilitar el paso de la información a la memoria a medio/largo plazo, necesitamos procesar, organizar y dotar de significado aquello que estamos estudiando, además de crear conexiones a través de repetidas recuperaciones de la información almacenada.
A partir de aquí, recomendamos las siguientes claves:
- Hacer nuestro material de estudio llamativo, que despierte nuestra curiosidad, que centre la atención: subrayar con colores, apoyarnos con dibujos, esquemas, etc.
- Involucrar al cuerpo en el aprendizaje: gesticular, moverse, caminar, tomar apuntes a mano, repetir en voz alta, teatralizar, experimentar,… nos ayudará a recordar la información por diferentes vías de memoria experiencial.
- Repasar, recapitular para convencer al cerebro de que algo es importante. A través de la recuperación de la información de forma gradual y a modo de entrenamiento, se almacenan los contenidos en la memoria a largo plazo.
- Explicar a otros la materia, nos ayuda a procesar, organizar y dotar de significado.
- Estudiar en grupo, puede ser mucha ayuda para compartir conocimientos y ayudarnos a procesar información.
- Realizar autoexámenes, que nos ayudarán por un lado a la organización del tiempo y por otro a procesar, organizar y recapitular la materia que estamos estudiando.
Ni que decir tiene, que la base para aprovechar tu cerebro al máximo, es ayudarle con un buen descanso. Dormir, hacer descansos en las horas de estudio y alimentarte adecuadamente son fundamentales para empezar a tener éxito y convertirte en un buen estudiante.
ÁNIMO, TÚ PUEDES!