

“Loco”, “tarado” o “chiflado, son algunas de las expresiones que a menudo escuchamos para referirse a una persona con una enfermedad mental. El desconocimiento generalizado en torno a las enfermedades mentales, los medios de comunicación y el cine generan un estigma y una discriminación hacia las personas que las padecen, facilitando además mitos y creencias alrededor de los trastornos mentales que vamos a tratar de desmontar.
- Los enfermos mentales son personas violentas y agresivas.
Falso. No existe ninguna base científica que avale esta información. La mayoría de los crímenes violentos son cometidos por personas que no sufren ningún tipo de trastorno mental. La realidad es que las personas que padecen un trastorno mental, a menudo son más susceptibles de ser victimas de un acto violento que de cometerlo. En este sentido deberíamos mantener una actitud más crítica ante los medios y los titulares sensacionalistas que muy a menudo proyectan una imagen distorsionada.
- Los problemas de salud mental son de origen puramente biológico o genético.
Falso. La enfermedad mental es multifactorial, es decir un producto de la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Aunque es cierto que cada vez hay más estudios que defienden que muchas enfermedades mentales tienen una base genética, no existen estudios que sean lo suficientemente concluyentes como para descartar la participación de otros factores.
- Las enfermedades mentales no me pueden afectar.
Falso. Las enfermedades mentales no saben de edad, sexo, cultura o situación económica, no discriminan y pueden afectar a cualquiera. Son más comunes de lo que se supone. Según algunos datos una de cada cuatro personas padecerá una enfermedad mental a lo largo de su vida. Podríamos decir que la enfermedad mental es “universal”.
- Las personas con enfermedad mental no se recuperarán.
Falso. Es cierto que algunas enfermedades mentales son crónicas y en este sentido acompañarán a la persona durante toda su vida. Pero no es menos cierto que en un alto porcentaje la enfermedad se puede superar y en el caso de que hablemos de enfermedades crónicas, con un tratamiento y seguimiento adecuados la recuperación es muy posible.
- Las personas con enfermedad mental están mejor en un hospital psiquiátrico.
Falso. Muchas personas, en ocasiones desde el desconocimiento rechazan la posibilidad de convivencia con este colectivo. El tratamiento comunitario se ha configurado como un tratamiento eficaz para estas personas. A día de hoy, salvo algunas excepciones, los hospitales psiquiátricos se entienden como espacios de contención temporal para episodios agudos, ya que en general los pacientes que son atendidos en la comunidad tienen mejor evolución y durante más tiempo que los que se tratan en el hospital.
- Puedo manejar mis propios problemas de salud mental, y si no puedo, soy débil.
Falso. En muchas ocasiones el temor, la vergüenza y los prejuicios en torno a la salud mental, provocan que a las personas les cueste pedir ayuda ante un sufrimiento psíquico. Es cierto que en muchas ocasiones estos problemas no requieren una intervención por parte de un profesional o la persona a través de sus propios mecanismos es capaz de afrontarlo. Sin embargo en ocasiones el sufrimiento resulta desbordante y es necesario pedir ayuda de un profesional sin que eso sea signo de debilidad, al igual que acudimos a nuestro médico de cabecera por una gripe o a un traumatólogo ante una lesión.
- Los niños no sufren enfermedades mentales. Las alteraciones de conducta son llamadas de atención y se deben a la mala educación.
Falso. Los más pequeños padecen como los adultos alteraciones emocionales u otras patologías que pueden justificar las alteraciones de conducta. Y en cualquier caso en muchas ocasiones estas alteraciones son señales de que algo no está yendo bien y como tal debe ser tenido en cuenta.
- Si padece algún trastorno es porque bebe, se droga o no se cuida.
Falso. Las drogas son consideradas factores que precipitan el inicio o empeoran la enfermedad mental pero no suelen ser la causa primaria. No podemos generalizar, pues muchos enfermos se cuidan y no consumen sustancias nocivas, pero aún así, padecen la enfermedad. No podemos culpabilizar a los pacientes de haber desarrollado las patologías que padecen.
- No pueden trabajar.
Falso. En muchas ocasiones la barrera para que no puedan trabajar, no deriva de la enfermedad en si misma, si no de la escasa preparación de la sociedad para darles los recursos necesarios. El trabajo es de gran beneficio para los enfermos mentales, pues les ayuda a mantenerse concentrados en lugar de estar preocupados todo el tiempo por su enfermedad, mejora su autoestima y facilita una estructura en su día a día.
- La enfermedad mental causa discapacidad intelectual.
Falso. Una enfermedad mental no causa ni es una discapacidad intelectual. Son dos cosas diferentes. Por definición ante una enfermedad mental uno no tiene porqué ver mermadas sus capacidades cognitivas o destrezas.
El objetivo de Centro TAP con este post es el de aclarar estos mitos, que nos pueda ayudar a reflexionar y a romper tópicos y barreras alrededor de la Salud Mental. Esperamos haberlo conseguido!