

Una de las características más destacables del ser humano es su capacidad de adaptación, está capacidad es aún más notable en bebés y en niños puesto que su apertura al aprendizaje es absoluta, les queda TODO por aprender y están preparados para ello.
El inicio de su escolarización es, sin duda alguna, una etapa de alto valor en su aprendizaje, pero también les puede conllevar una experimentación de alta incertidumbre inicial. Un día sin más, se encuentran con la separación de sus padres o de sus figuras de cuidado, se ven en un nuevo espacio, con nuevos compañeros, con una nueva figura adulta (profe), con nuevos sabores en la comida, con nuevas rutinas, con nuevos horarios…. Todos estos nuevos estímulos suponen un reto para la adaptación al centro escolar y aunque comentábamos que los niños están preparados para ello es inevitable no pasar por el famoso periodo de adaptación.
El período de adaptación al colegio es el tiempo que trascurre desde que el niño llega por primera vez a la escuela y a su aula, hasta que es capaz de desenvolverse con normalidad y agrado dentro de ellas.
Los padres y madres en muchos casos entendemos que el periodo de adaptación lo conforman únicamente los primeros días del cole, ahora que llevamos semanas desde su inicio constatamos que no!. Esos días en los que nos pautan la primera acogida al centro escolar, donde la asistencia de los niños al aula se organiza con horas específicas inicialmente, que irán incrementando con progresión hasta completar el horario establecido, pero este periodo sólo es el comienzo de la adaptación a la nueva etapa.
El período de adaptación se prolonga durante las primeras semanas del inicio de curso, cada niño necesita su proceso, por lo tanto en algunos casos serán necesarias las primeras cuatro o cinco semanas para desenvolverse con naturalidad por el nuevo contexto de desarrollo, y en otros casos más específicos estos tiempos aumentarán hasta las seis o siete semanas.
Somos los padres y madres desde nuestras propias urgencias por sentirles y observarles en bienestar en la escuela, los que “recortamos” los tiempos naturales de adaptación de nuestros hijos.
Ganar capacidad para poder verles llorar en la llegada y/o recogida en el aula, tolerar sus demandas en los tiempos en casa con nosotros, entender que las posibles modificaciones en sus hábitos de sueño o de alimentación serán puntuales y acotadas a este periodo de adaptación, tolerar sus miedos, inquietudes e incluso sus verbalizaciones negativas con respecto al cole, hará que el periodo de adaptación sea más fluido para el niño y para el entorno familiar. Desdramatizar y entender que todos estos síntomas negativos que presentan desde que iniciaron el cole están circunscritos a este periodo, hará que acompañemos a nuestros hijos en positivo en esta nueva etapa.
Los y las profes necesitan tiempo: para generar vínculo con los pequeños, para hacer que comiencen a explorar el aula y otros espacios del cole con seguridad, para que conozcan a sus compañeros, para que disfruten del espacio, para que les perciban desde la cercanía a ellos y a todo el personal del centro, para que hábitos como comer o dormir se vuelvan placenteros en este espacio también. Las primeras semanas el objetivo es que se reconozcan parte de esta nueva tribu a la pertenecen.
Desde Centro TAP os facilitamos pequeñas claves para las familias, para saber qué hacer ante esta nueva etapa:
- Hablar en positivo del cole, con ilusión!, a pesar de que al nombrarlo nuestros hijos lloren o se enfaden
- Nombrar a los/as profes y compañeros
- Despedirnos de ellos al dejarles con serenidad, no podemos llorar más que ellos!
- En las llegadas al aula es aconsejable no demorarnos en nuestra marcha. Un beso, un abrazo y un “pásalo fenomenal, luego nos vemos” es más que suficiente, nada de justificar por qué se deben quedar
- Describir con orgullo a otras figuras afectivas del entorno del niño lo bien que se encuentra en el cole y lo divertido que es
- Adaptar los horarios de casa a la rutina escolar
Para finalizar una última clave: pensar que el posible malestar inicial que presenten nuestros hijos e hijas es pasajero, es básico y fundamental para permanecer en calma y no anticipar mayor impacto del que es. Este malestar no perdurará en el tiempo, pronto valorarán los nuevos compañeros y harán nuevos amigos, disfrutarán del juego, de los retos, del aprendizaje, de la comida….
¡Ánimo familias!