

A estas alturas, casi nadie pondría en duda que el mindfulness es un conjunto de herramientas profundamente útil para abordar diferentes procesos o ámbitos de nuestra vida. Sabemos que el mindfulness nos puede ayudar a no anticipar cuando atravesamos una racha con más incertidumbre o ansiedad, es bien conocido como una actitud mindful puede ayudarnos a disfrutar más plenamente de las actividades que hagamos, incluso, la investigación está demostrando como el mindful eating o comer desde la conciencia plena, ayuda a las personas a establecer una relación diferente con la comida.
Sin embargo ¿qué relación tiene el mindfulness con la sexualidad?
Como en cualquier experiencia, el mindfulness nos puede ayudar a focalizar la atención en el aquí y el ahora, puede sernos de utilidad para no juzgar las sensaciones e incluso puede hacernos intensificar la experiencia a través de la “mente del principiante”. Por ello, y conociendo algunas de las dificultades que en ocasiones mujeres y hombres pueden encontrar en su sexualidad, ¡el mindfulness y la sexualidad pueden ser estupendos aliados!
Una vivencia satisfactoria de la sexualidad depende de muchas cosas: el autoconocimiento, los permisos que nos demos, el ajuste con nuestra pareja (si la tenemos en ese momento), la capacidad de abandonarse a las sensaciones… y aunque en todos ellos el mindfulness puede ser de utilidad, es precisamente en este último aspecto donde las claves del mindfulness pueden jugar un papel más importante.
Es muy habitual escuchar en consulta a personas expresando la vivencia de sus encuentros eróticos con frases del tipo “a veces me salgo de la situación, me desconcentro y desconecto”, “estoy tan pendiente de que no se fije demasiado en mi cuerpo, que no soy capaz de estar a lo que estoy” o “me agobia que me pueda doler –o que la erección falle- y estoy más pendiente de mis pensamientos que de lo que está pasando”.
Es precisamente ante las distracciones, los pensamientos intrusivos y las anticipaciones donde una actitud mindful mejor nos puede venir.
Al igual que ocurre en la meditación, no podemos elegir que los distractores o el vagabundeo mental que en ocasiones aparece, venga; y en esos casos, el no juzgar y facilitar un retorno amable al punto de anclaje es la clave para no solo volver a centrarnos en la experiencia del momento, sino para que poco a poco esos pensamientos distractores vayan disminuyendo con el tiempo.
Además, sabemos que los encuentros eróticos son muy ricos en sensaciones y a nivel estimular, por lo que utilizar lo sensorial como anclaje, puede ser una forma de reconectarnos con la experiencia. Los cinco sentidos: el tacto, el olfato, la vista, el oído y el gusto, pueden ser estupendos recursos para volver a reconcentrarnos con el encuentro erótico y así, sumar placer y facilitar el abandonarse a las sensaciones.
Pongamos un ejemplo:
Si durante un encuentro erótico aparece un distractor como pueda ser el miedo al embarazo, con lo anteriormente expuesto ¿cuál podría ser la fórmula mindfulness para manejarlo? Dejando aparte que tener la anticoncepción prevista y controlada es una fórmula para reducir los miedos ante un embarazo si en ese momento no se está buscando que se produzca. Tomar conciencia del distractor, normalizarlo y no juzgar que haya aparecido, y desde ahí volver a concentrarnos en el encuentro erótico a través del anclaje sensorial (concentrándonos en las sensaciones positivas que experimentamos, en el cuerpo de nuestra pareja, en los olores, los sabores o las muestras auditivas de disfrute) sería la fórmula mindful.
Sabemos que hay muchos recursos que pueden ayudarnos a disfrutar plenamente de la sexualidad tanto en pareja como en individual. No todos son obligatorios, ni siquiera necesarios. No obstante, conocerlos y familiarizarnos con ellos, es la manera de tenerlos en la órbita por si en algún momento los pudiéramos necesitar, y así sumar opciones.