

Desde el momento en que las mamás y los papás conocen la noticia de que van a ser padres, comienza una nueva etapa, una vorágine emocional de dudas, alegría, miedos, etc. Nos enfrentamos a algo desconocido y todo ello, sin manual de instrucciones.
Y no es para menos, ya que la tarea de educar no es fácil ni para los más expertos educadores. Sin embargo, sabemos que un buen conocimiento de los ciclos de desarrollo evolutivo de los niños, ayudan a las mamás y papás a afrontar y construir el modelo educativo que desean para sus hijos e hijas. Y en este sentido, es fundamental comenzar a forjar esa educación y vínculos afectivos desde primer momento, desde el momento mismo de la concepción.
El periodo de los 0 a los 18 meses de vida, se caracteriza por ser una etapa en la que se conjugan varios factores, por un lado la adaptación de la familia al nuevo miembro y de otro el rápido desarrollo que va a experimentar el bebé, ya que en este periodo será donde se construyan las bases para el posterior desarrollo tanto psicofisiológico como social y todo esto ocurre en continua interacción con las figuras de referencia (papás y más).
Sabemos que los primeros años de vida son fundamentales en el desarrollo del bebé. Pero tras esta idea ¿por qué es tan importante esta etapa vital?. Veamos lo que nos dice la neurociencia al respecto.
Hoy sabemos, que el bebé al nacer tiene aproximadamente el número de neuronas que tendrá su cerebro adulto, aunque, si bien es cierto, el desarrollo en algunas áreas del cerebro seguirá durante toda la vida.
Sin embargo, lo que conforma y modifica la estructura de su cerebro será el número de conexiones que se generen entre neuronas, es decir, lo que conocemos como cableado neuronal. Estas conexiones están genéticamente dirigidas facilitando así las primeras conexiones, pero dependerán en gran medida de las experiencias de interacción que tenga el bebé con su medio físico y social, así que como padres y madres tenemos una gran responsabilidad para acompañar a nuestros hijos/as en su desarrollo en los diferentes contextos de interacción (familia, amigos, escuela).
Esta red de conexiones constituye lo que se denomina la red de aprendizajes del individuo y es la base desde la que se irán incorporando nuevos aprendizajes y desde la que se analizarán las posteriores experiencias por las que vayan pasando.
¿Significa esto que debo estimular a mi bebé al máximo para que aprenda cuanto antes mejor?
Entramos aquí en el debate de ¿estimulación sí o no?
Pues, cada cosa a su tiempo. Al hilo de lo que decíamos arriba sobre las conexiones neuronales (sinápticas), es importante reseñar que éstas, no se producen al mismo tiempo en todas las partes del cerebro. Sin embargo, a lo largo del desarrollo existen ciertos períodos temporales especialmente adecuados para la producción de determinado tipo de aprendizajes, está estrechamente relacionado con la maduración del bebé.
Realizar demandas ajustadas a su edad, y entender por qué actúan de determinada manera será la mejor pauta a la hora de entender la crianza. Por esta razón, es de vital importancia que las madres y los padres conozcamos cómo se produce el desarrollo y cuáles son los hitos evolutivos que irán indicándonos los estadios madurativos por los que va pasando el bebé.
Por ejemplo, si conocemos cuáles son los ciclos del sueño de un recién nacido y entendemos que cuando nacemos, ésta habilidad no está aún adquirida, es decir, es un proceso madurativo y de aprendizaje a alcanzar, podremos elegir las pautas adecuadas para cada semana y mes de vida, ajustándonos a las necesidades madurativas del bebé en cada momento.
Si entendemos el desarrollo del bebé como un viaje, en el que la maduración va pasando por diferentes etapas, las familias tendremos la oportunidad de conocer las claves de cada una de las paradas de este viaje, construyendo el concepto de crianza desde la tranquilidad de saber que estamos trabajando en la dirección adecuada y desde la perspectiva para ser favorecedores de una paternidad y maternidad positiva, tranquila, que acompaña y que guía.
Este es el concepto desde el que trabajamos en Centro TAP, favorecemos el acompañamiento en la crianza a las familias para que conozcáis cómo es ese viaje que vais a iniciar y seáis los protagonistas de vuestra propia tarea educativa.