

El termino sororidad todavía no está muy normalizado en nuestro vocabulario. Este concepto empezó a acuñarse en el área de las ciencias sociales para referirse a la solidaridad, alianza y hermandad entre mujeres, para crear redes de apoyo mutuo, y luchar contra las cuestiones sociales de género. Inspira al movimiento feminista y es la clave para generar cambios sociales, fomentando el empoderamiento femenino y así llegar hacia la igualdad que tanto se reivindica.
- A finales del año 2018 la RAE incorporó este término bajo la definición de: “agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo”, pero este término esta presente desde los años setenta del pasado siglo, Kate Millet acotó el término sisterhood, una década más tarde Marcela Lagarde lo adaptaría al español. Hoy la sororidad se encuentra definida como la “relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento’’.
- La sororidad está vinculada a la unión y respeto entre el género femenino y poco a poco se va incluyendo fuera de círculos especializados. Busca desmitificar las creencias arraigadas que existen sobre las relaciones entre las mujeres y desmontar ciertos estereotipos, como que “una mujer puede ser la peor enemiga de otra mujer”, o que “no podemos confiar la una en la otra”.
El mero hecho de tener que ponerle un nombre a esta situación, invita a reflexionar y pararse a pensar sobre ello, ya que es una forma de dejar de lado la supuesta rivalidad femenina.
Fuera del término social, debemos preguntarnos también qué podemos hacer cada una de nosotras para fomentar esta alianza y red de apoyo mutuo. Debemos replantearnos porqué a veces podemos entrar en “ese juego de estigmatización”, poniendo a otras mujeres en una posición de vulnerabilidad, sin llegar a generar una relación de empatía o solidaridad para poder cambiar “nuestra realidad”. No podemos olvidar que cada una de nosotras somos modelo para aquellos que nos rodean: otras mujeres, nuestros hijos e hijas, parejas, amigos, compañeras de trabajo….
Para favorecer y fomentar estas relaciones positivas, cercanas e igualitarias, os dejamos algunas claves para reflexionar sobre ellas y poder ponerlas en práctica:
- Evitar hacer juicios de valor sobre las decisiones, opiniones, conductas, ni aspectos físicos de las demás o de nosotras mismas
- Evitar reproducir conceptos estigmatizados como: algunas mujeres “son más débiles” o “unas histéricas”
- Apoyarnos entre nosotras cuando sea más necesario
- Ser amables cuando sea posible: siempre es posible
- Respetar y no cuestionar la forma que tienen otras mujeres de vivir su sexualidad
- Intentar no compararnos con las demás. Todas somos diferentes e igual de válidas a la vez
Con todo esto, os invitamos a recapacitar si estamos siendo capaces de iniciar o fomentar esta transformación de las relaciones entre nosotras que tan necesaria es, y si es posible ponerla en práctica en nuestro día a día.
- La sororidad no es una «idealización», esta basada y construida en las experiencias compartidas entre mujeres como parte de su apoyo, de su reconocimiento y de su transmisión de conocimientos y experiencias
Recordad, si a lo largo de la historia las mujeres hemos podido conseguir avanzar hacia la igualdad y los derechos, es porque la sororidad ha estado presente en cada uno de estos acontecimientos logrados. Es por tanto, el momento de seguir avanzando en esta dirección, imaginemos TODO lo que podremos conseguir desde la SORORIDAD