

Cuando nos estrenamos por primera vez como padres o madres, llevamos nuestra propia mochila. Nuestras vivencias de la niñez, de la que en ocasiones somos muy conscientes y en otras, no lo somos tanto.
A veces, somos capaces de recapacitar y reflexionar sobre cómo queremos educar a nuestros hijos y lo hacemos en pareja, de forma consensuada, decidiendo y haciendo participe a nuestra pareja de cómo vivimos nuestra infancia y fuimos educados, qué nos gustaría repetir y aquello que nos gustaría eliminar de nuestra crianza con nuestros hijos.
Otras, nos aventuramos en la crianza, sin tener esa conversación previa con nuestra pareja, sin compartir qué es lo que nos gustaría, quizá porque a veces, no terminamos de saberlo; o en familias monoparentales puede que no nos paremos a recoger todas nuestras necesidades en el desarrollo de nuestro rol y a marcar la hoja de ruta que mejor se ajuste a ellas.
Ante estas variables, es positivo conocer los diferentes estilos de crianza que podemos ejercer, de forma consciente o inconsciente para de este modo decidir, con cuál de ellos me siento identificada/o en mi práctica habitual y con cuál me identifico como aquella que me gustaría poner en práctica en mi crianza.
Con el post de hoy queremos clarificaros cada una de ellas y los efectos que pueden producir en los menores.
- AUTORITARIO. Son padres y madres que necesitan experimentar el control y lo hacen bajo la exigencia. En muchos casos, además suelen ser poco afectuosos con sus progenitores. Esta exigencia y demanda se puede traducir en normas y limites no establecidas en familia, sin tener presente a los niños/as, no tienen opción a expresar qué le parece, ni a debatir. Ante la falta de cumplimiento de las normas, estos padres, recurren al castigo para hacer valer aquello que establecido.
Los niños/as educados bajo este modelo suelen tener un bajo autoconcepto y baja autoestima. Además, suelen comportarse de forma sumisa tanto con los padres como con los adultos de referencia de su entorno más cercano y suelen tener dificultades para resolver problemas cotidianos de su día a día. Es probable que en su adolescencia se enfrenten más a menudo a las normas impuestas por los padres/madres.
- DEMOCRÁTICO. Quizá este modelo se caracterice por el equilibrio. Son padres afectivos y cercanos con sus hijos/as, que además estructuran bajo normas y límites claros, pero que son acordados, informados y consensuados con los menores. Educan bajo el prisma de pertenencia de grupo, en equipo. Donde todos son valiosos e importantes.
Lo niños educados bajo este modelo, suelen mostrar una alta autoestima, se sienten seguros de si mismo y capaces de desempeñar aquello que se le plantean, suelen ser empáticos en sus relaciones y tienen una gran capacidad ante la resolución de problemas. Al mismo tiempo, respetan las normas, ya que han sido acordadas con ellos y se han comprometido.
- NEGLIGENTE. En este caso, los padres no se ocupan, ni preocupan de nada relacionado con la crianza de los menores. No muestran afecto, ni cariño y tampoco marcan el camino por que seguir, ni para bien, ni para mal. Normalmente delegan en terceras personas todos estos aspectos, quedándose en un tercer plano.
Los niños/as educados bajo este modelo, muestran un nivel bajísimo de autoestima, no se valoran ni son capaces de verse. Suelen tener problemas en las relaciones interpersonales, con iguales y adultas, pudiendo fluctuar desde la sumisión, a la exposición de control ante las relaciones.
- PERMISIVO/SOBREPROTECTOR. Los padres y madres demuestran gran afecto y cariño, son comprensivos con los hijos e hijas, pero al mismo tiempo, las normas y límites no están presentes claras. Intentan tomar en cuenta a los hijos/as, pero no cierran las negociaciones con pautas claras y concisas, no hay exigencias y mucha flexibilidad.
Los niños y niñas, en este caso, se muestran poco autónomos y pueden llegar a sentir que todo lo que sucede debe girar alrededor de ellos, es decir, se pueden mostrar algo egocéntricos. Su actitud, puede ser de exigencia hacia los demás, esperando que todos se comporten como sus padres con ellos.
En algunos casos, los padres oscilan entre dos o más modelos y eso puede provocar en los menores, mayor nivel de incertidumbre, ya que no saben muy bien que se espera de ellos y tampoco saben de qué modo van a reaccionar sus padres. Por este motivo, es muy importante saber en qué modelo nos identificamos, saber en que modelo queremos criar y realizar un trabajo personal para poder conseguirlo.
- Desde Centro TAP, acompañamos a familias en todo este proceso, a través de Programa Aprender a Crecer Juntos. Si te apetece saber un poco más de él y sientes que es vuestro momento para seguir avanzando y aprendiendo, no dudes en ponerte en contacto con nosotras a través de info@centrotap.es . Estaremos encantadas de orientaros.