

¿Qué conexiones tienen la sexualidad, la autoestima y la relación que tenemos con nuestro cuerpo?
!Vamos a verlo! Queremos que este contenido ayude a reflexionar sobre la necesidad de conectar con nuestro cuerpo desde el respeto, para garantizar así que nuestra sexualidad se vivida con positividad.
Seguramente habréis oído en alguna ocasión la expresión “el órgano sexual más grande del ser humano es la piel”.
Esta tan acertada expresión se utiliza habitualmente con el objetivo de descoitalizar y desgenitalizar el concepto que las personas tienen de la sexualidad. De modo que poniendo el foco en que cada centímetro de piel tiene la capacidad de hacernos sentir y disfrutar, así como de proporcionarnos placer y sensaciones agradables, de alguna forma nos invita a no ser reduccionistas y a no centrar nuestra sexualidad -y nuestra relación con el cuerpo- solo en prácticas o zonas anatómicas concretas, obviando las infinitas alternativas que puede haber en el plano sensorial.
Ya se ha hablado de cómo el modelo normativo de sexualidad impacta en la manera en la que vivimos nuestra sexualidad, pero hay otra cuestión que hace que no interioricemos el potencial que tiene la piel: la relación (no especialmente buena) que solemos tener con nuestro cuerpo.
Empecemos con los avances que ya se van produciendo:
- Gracias a que el mindfulness es cada vez una herramienta más extendida y accesible, hay un mayor número de personas que se entrenan en salir de los pilotos automáticos que nos desconectan del aquí y el ahora, pudiendo estar más presentes y conectados/as con sus sensaciones.
- El autocuidado, entendido como la orientación hacia nuestras necesidades (algunas de ellas muy ligadas al cuerpo,) está cada vez más presente en el discurso de personas y colectivos, al igual que en las agendas de algunas organizaciones.
- Incluso, derivado de las diferentes corrientes “healthies” basadas en la evidencia, poco a poco vamos cambiando nuestros hábitos para hacerlos más saludables, tanto en lo relativo al ejercicio físico, como a la alimentación o al descanso, tratando de darle al cuerpo lo que necesita y desechando hábitos que no son positivos.
Es una excelente noticia que cada vez se le dé más importancia a sintonizar y escuchar el cuerpo; no obstante, todavía quedan muchos avances por hacer y en ese sentido, es importante detenernos en cuál es la motivación desde la que nos relacionamos con el cuerpo, por qué hacemos lo que hacemos y pensar en qué relación tiene esto con la autoestima.
- Si nos relacionamos con nuestro cuerpo desde el juicio, el desagrado, el querer cambiarlo porque sentimos rechazo por nosotras/os mismos/as, no estaremos ante una buena orientación. ¿Cuál sería entonces la motivación adecuada? La aceptación, la autocompasión, la sintonía con el cuerpo para mimarlo; es decir, el objetivo debería ser cuidar nuestro cuerpo porque lo apreciamos, no porque lo odiamos.
Y desde este marco, proponemos una clave que puede sumar en el camino para mejorar nuestra autoestima y la relación que mantenemos con nuestro cuerpo: sustituyamos el criterio estético por el sensorial.
Todos los cuerpos, independientemente de su forma, tamaño, edad o peculiaridades tienen la capacidad de sentir placer. Sin embargo, parece que lo único que nos importa de los cuerpos es precisamente su morfología, más en concreto, su encaje con el estándar estético, haciendo que cuando este no se produce, aparezca el juicio, el malestar y la baja autoestima.
Esta realidad es precisamente la que nos encontramos en consulta con una alta frecuencia, personas que reducen su capacidad sensorial porque el criterio estético se ha quedado con toda la atención; personas que no son capaces de abandonarse a las sensaciones porque están chequeando cómo su pareja puede estar percibiendo su cuerpo, personas que no se permiten fluir, jugar o improvisar porque eso puede suponer mostrar determinadas partes de su cuerpo con las que no están estéticamente a gusto.
El camino para establecer una relación con el propio cuerpo más adaptativa no es rápido. Puede haber muchos primeros pasos: una alimentación más consciente, reservar 20 minutos al día para el autocuidado, ir al médico, dentista o fisioterapeuta si no nos sentimos bien, darnos mensajes más indulgentes a nosotras/os mismos/as cuando no hacemos las cosas 100% perfectas… y si pensamos en el área de la sexualidad -y en que la piel es el órgano sexual más grande del ser humano-, empezar a cambiar el foco de atención de lo estético a lo sensorial puede ser un primer paso.
Como se ha comentado, no es difícil ver que todo lo anteriormente escrito tiene mucha relación con la autoestima, y sabemos que en la sexualidad en pareja muchas veces prima el criterio estético por el miedo a no gustarle a la otra persona. A propósito de ello, nos gustaría recordar una cita que en Centro TAP nos encanta “no la amo porque ame su cuerpo, amo su cuerpo porque la amo a ella –o a él-”. ¡Ánimo con este apasionante camino!