

Si las familias no queremos llegar a reproducir lo que Oscar Wilde ya anunciaba: “Con las mejores intenciones se obtienen, la mayoría de las veces, los peores efectos”, debemos ser capaces de regular nuestra necesidad de hiperprotección sobre nuestros hijos e hijas. Proteger si, siempre, pero conociendo las claves para generar bienestar, estabilidad y regulación en sus vidas.
Las familias en los últimos años nos hemos enfrentado a retos continuos, a cuestionamientos vitales sobre el por qué o el para qué de nuestras tomas de decisiones en la crianza. Incorporando modelos nuevos o diferentes al de nuestros propios progenitores. Intentando en todo momento que sean adaptativos, con el objetivo de que el proceso de crianza de nuestros hijos e hijas sea equilibrado, estable y sano.
Pero quizá las familias debemos ser capaces en primer lugar de no conectar con el miedo, o al menos reconocer que el miedo forma parte integrada del proceso de crianza, y que en ocasiones este miedo lo ponemos en marcha:
- Miedo a que nuestros hijos e hijas sufran
- Miedo a cometer errores irreversibles durante el proceso de crianza
- Miedo a no desarrollar el rol como querríamos o pensábamos
- Miedo a fallar en las decisiones tomadas…..
En definitiva puede que en ocasiones nos inunde el miedo al miedo….pero será importante localizarlo y que no se convierta en el catalizador de nuestras decisiones en crianza, de esta forma podremos permitir a nuestros menores experimentar, dejarles que tengan experiencias para superar sus propios obstáculos. Facilitando que tanto los más niños como los jóvenes puedan estructurar con confianza sus propios recursos y su propio equilibrio psicológico; así no estaremos en la hiperprotección sino en la protección equilibrada, donde las familias desarrollaremos un rol desde el acompañamiento, para que ellos sean los protagonistas de sus propias vidas.
Desde esta primera reflexión podemos señalar entonces que una de las mayores dificultades que las familias nos podemos encontrar a día de hoy es la sobreprotección que ejercemos sobre nuestros hijos e hijas.
Para que esta sobreprotección no esté presente será interesante conocer qué modelo relacional se está desarrollando en nuestra unidad familiar, así podremos prevenir la constitución de problemáticas múltiples en las diferentes etapas del desarrollo evolutivo de nuestros hijos e hijas. Os animamos a que “averigüéis” qué modelo estáis ejerciendo en la crianza pudiendo generar dinámicas desadaptativas:
- Modelo Hiperprotector: los papás y mamás son los solucionadores de las dificultades que sus hijos/as presentan; conviviéndoles frágiles, poco capaces o maduros. Desarrollan su rol desde las profecías, haciendo que éstas se cumplan desde los peores presagios.
- Modelo Permisivo: todos los miembros de la familia son considerados “amigos”, la falta de autoridad y por consiguiente seguridad es inexistente en esta estructura relacional. Los menores se sienten inseguros, pudiendo desarrollar una baja evaluación de valía, ya que de sus padres obtienen siempre un “fenomenal”. A medida que crecen otras figuras de referencia son capaces de ser críticos para que afronten, mejoren y reorganicen, éstos serán quienes faciliten estructura de seguridad.
- Modelo Sacrificante: las mamás y papás desarrollan un rol de alto sacrificio, toda la crianza se desarrolla en torno a la “priorización” del hijo/a. También exigen este mismo sacrificio en sus hijos e hijas. Entienden las relaciones familiares desde este prisma de la baja individualidad y de alta interdependencia de todos sus miembros. En definitiva, el sacrificio te hace mejor persona.
- Modelo Intermitente: son aquellos roles que se desarrollan con ambivalencias, los miembros de la familia son oscilantes, poco consistentes en un único modelo. Viven todos los modelos como poco adecuado, pero no son capaces de buscar aquel que es más adaptativo porque no terminan de recorrer un camino hasta el final, en este modelo el cambio de ruta esta garantizado, la improvisación según el contexto y el estado de ánimo son los “directores de orquesta”.
- Modelo Delegante: los papás y mamás delegan a los demás su papel de guía, les da miedo responsabilizarse de la toma de decisiones que deben acometer porque anticipar errar, además esperan que a quienes ellos designan como responsables de la crianza de sus hijos no les fallen en su rol, para estos papás es una prueba de confianza y de intimidad, si sienten que el delegado falla pueden llegar a la ofensa y que no puedas contar con ellos.
- Modelo Autoritario: son aquellos papás y mamás que implementan órdenes directas sobre sus hijos/as, qué deben y no deben hacer, ya que ellos son los que tienen la experiencia y por tanto el conocimiento. Su intención es siempre positiva, proteger a sus hijos/as para que no sufran, además reafirman su desarrollo de seguridad interna en función de la obediencia de los hijos e hijas.
Después de conocer los roles poco adaptativos….entonces ¿cuál es el modelo relacional más ajustado?:
- Modelo Democrático: las mamás y papás que desarrollan este modelo relacional entienden que sus hijos e hijas son personas únicas, individuales, con sus propias características y necesidades. Desde esta mirada, son capaces de acompañar sin juzgarles, aprendiendo en paralelo a sus hijos e hijas, siempre con una apertura a la experimentación, aportando seguridad a través de límites claros y facilitando los procesos de comunicación afectiva.
Después de conocer e identificar nuestros roles en la crianza podremos elegir qué modelo se ajusta a nuestros objetivos, qué facilita y previene la resolución de los conflictos, cuál no fomenta la temida hiperprotección….en definitiva, qué modelo favorece la PROTECCIÓN de nuestros hijos e hijas para que se conviertan en personas estables, adaptativas, sanas y competitivas a lo largo de todo su desarrollo personal y afectivo.
- En Centro TAP contamos con un equipo de profesionales especializadas en infantil, crianza, parentalidad…podremos ayudarte en todo aquello que necesites para desarrollar el rol que para ti es importante, facilitándote claves, herramientas y estrategias para la gestión y la resolución de dificultades.