

Uno de los aspectos que más perseguimos cuando realizamos terapia de pareja es el aumento de la calidad relacional. Este objetivo lo abordamos no solo aportando herramientas y estrategias para que las dinámicas disfuncionales se encaucen, sino recuperando y favoreciendo la aparición de elementos relacionales positivos. Un ejemplo, no solo queremos que las parejas resuelvan más y mejor sus discrepancias, además ponemos el foco en que vuelvan a disfrutar de tiempo compartido de calidad.
- Las y los profesionales de la sexología trabajamos para que las personas que conforman los vínculos sientan que estos evolucionan, que son ricos, simétricos y capaces de cubrir sus necesidades. En este sentido, ya hemos hablado en otros artículos de cómo la sensación de prioridad o de equipo nos permiten avanzar hacia esa percepción de alta calidad relacional, pero en esta ocasión nos vamos a detener en otra cuestión que sin duda puede contribuir a ganar buenas sensaciones: la complicidad.
- Empecemos con una lluvia de ideas que giran alrededor de este concepto: sintonía, conexión, «estar en la misma onda», entendimiento… Algunos psicólogos podrían hablar incluso de psicocopia (estar en un estado psicológico que copia el del de enfrente). Pero al margen de con qué conceptos lo conectamos, la realidad es que sentirnos en ese estado, nos da una sensación instantánea de estar más cerca de nuestra pareja que es vivenciada en positivo y contribuye a sentirnos mejor con nuestra relación.
- La complicidad suele ir apareciendo de forma secundaria a la mejora vincular. Es decir, cuanto mejor se gestiona y mayores niveles de buen trato tiene la pareja, generalmente, la complicidad va surgiendo por sí sola. No obstante, a este proceso podemos echarle una mano facilitando la creación de momentos cómplices.
Entonces, ¿cómo podemos cultivar la complicidad?. Aquí van 3 claves:
- Compartiendo. Cuanto más momentos, situaciones o elementos positivos se compartan en pareja, mucho más probable va a ser que la complicidad aumente. Pensemos que experimentar buenas sensaciones nos coloca en un estado mental y emocional positivo que hace que nuestra actitud, nuestros mensajes, nuestras atribuciones e incluso nuestros niveles de receptividad hacia el otro o la otra, mejoren.
- Creando código. Los lenguajes propios, los chascarrillos que solo la pareja entiende, la sensación de conexión que se genera cuando con pocas palabras nos entendemos (porque en realidad simbólicamente nos estamos diciendo mucho), son una de las mejores fuentes de potenciar la complicidad. Busquemos formas propias de “hacer guiños” a nuestra pareja o palabras clave que sirvan como contraseña para colocarnos en el posicionamiento que nos quiere indicar la otra persona con facilidad, ya que todo ello une y aporta sensación de estar cerca y entenderse.
- Recordando. Todas las parejas tienen historia. A veces es más larga, a veces más corta, pero todas la tienen y utilizar la propia historia, los recuerdos, los elementos de la biografía relacional para generar complicidad es una excelente fórmula. Cuando las parejas no están en su mejor momento, la memoria suele utilizarse únicamente para localizar lo malo y lanzarlo como reproche; nuestra propuesta es utilizar la memoria en positivo para recordar conjuntamente -ya sea a través de fotos, estrategias comunicacionales “te acuerdas de…” u objetos como un souvenir de un viaje o un regalo de algún cumpleaños pasado-.
Si nos detenemos, no nos resultará complicado ver que lo que subyace a todas estas pautas, incluso a la lluvia de ideas de conceptos inicial, es un proceso muy concreto: conectar emocionalmente. Y es que cuando conjuntamente con nuestra pareja sentimos esa unión -aunque sea momentánea-, la complicidad está garantizada y como diría alguien con más retórica que yo, los corazones estarán latiendo al mismo ritmo.
Así que aquí va la conclusión: no esperemos a que la complicidad llegue, no pongamos el foco solamente en eliminar dinámicas disfuncionales obviando cultivar las positivas, vayamos a por la construcción y el cultivo de la complicidad, porque quien la haya experimentado, ¡sabe que sienta de maravilla!. El equipo de Sexólogas de Centro TAP estaremos a tu lado para tu todo aquello que necesites, contacta con nosotras si quieres desarrollar una fórmula positiva en tu relación de pareja.