

- La diversidad es la base de la construcción humana, y por tanto, también de su sexualidad. Todos contamos con la capacidad de dar y experimentar placer. Nuestras vivencias únicas de la sexualidad enmarcan cómo nos acercamos a la erótica y al gran abanico de recursos y prácticas que podemos desplegar en los encuentros eróticos.
Uno de estos recursos es la penetración que, como el resto de prácticas de nuestro repertorio erótico, contribuye a conectarnos con el placer. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden aparecer sensaciones desagradables asociadas a ella (incomodidad, molestias, dolor…) que pueden convertir los encuentros eróticos en vivencias no especialmente disfrutables o, incluso, desagradables.
¿Qué puede estar ocurriendo para que estas prácticas puedan llegar a vivirse desde el malestar y la falta de disfrute?
- La tensión muscular suele ser un factor importante. La entrada de la vagina está rodeada por músculos que poseen mucha elasticidad, lo que permite que pueda adaptarse a los juguetes que se introduzcan en ella, a tampones y copas menstruales, a los dedos, al pene… e incluso, con una mayor dilatación, permitir la salida de un bebé. Estos músculos, como el resto de musculatura corporal, pueden contraerse o relajarse a voluntad. Pero, de igual forma, pueden llegar a tensarse involuntariamente si sentimos ansiedad, preocupación o incomodidad.
Si existe incomodidad con respecto a algún aspecto del encuentro erótico.
Si en el pasado se han producido experiencias negativas, asociadas al dolor o a molestias en la penetración.
Si se anticipa una falta de disfrute.
Si hay alguna preocupación (miedo a un embarazo o a infecciones de transmisión sexual, por ejemplo).
En estas situaciones es más probable que exista cierto nerviosismo o malestar que favorezca que los músculos vaginales se tensen. Cuando esto ocurre, la entrada de la vagina queda más cerrada y pierde su flexibilidad por lo que, si se intenta introducir en ella algo más grande que el espacio que dejan los músculos, es común que se puedan experimentar algunas molestias, dolor o que, incluso, llegue a dificultarse la penetración.
- La excitación y la lubricación son otros aspectos importantes a tener en cuenta. La excitación favorece una mayor dilatación vaginal y aumenta la lubricación natural de las paredes vaginales, aspectos esenciales para reducir la fricción durante la penetración y evitar molestias. En este sentido, si el grado de excitación no es suficiente (la incomodidad y la ansiedad no facilitan que eso ocurra), si no ha transcurrido el tiempo necesario para conseguir una excitación óptima, o si existe sequedad vaginal, es más probable que se produzcan molestias.
Algunas claves a tener en cuenta:
-La vagina es un músculo y, como cualquier otro músculo, puede entrenarse; de igual forma que podemos aprender a relajar la musculatura corporal cuando está sobrecargada, se puede aprender a reconocer esta tensión de la musculatura vaginal y a relajarla.
- Atender a la comunicación sexual: es esencial que las parejas puedan y sepan transmitirse qué desean y esperan de un encuentro erótico y cuándo y cómo lo desean, así como expresar aquello que no deseen o que pueda resultar molesto, incómodo o doloroso. Comunicar en el terreno erótico tiene muchas fórmulas y no tiene por qué implicar conversaciones extensas sobre ello. También podemos comunicamos de manera no verbal dentro del propio encuentro erótico, sin dejar por ello de ser explícitos -gemir, guiar el cuerpo o las manos de la pareja, marcar el ritmo, asentir ante una práctica que está resultando placentera, etc- . La asertividad sexual, por tanto, es la piedra angular sobre la que se construye el bienestar y la satisfacción erótica; pedir, guiar, y preguntar cuando no se está seguro sobre si una práctica está siendo deseada, incrementará el disfrute, el ajuste y la confianza en pareja, disminuyendo miedos y posibles situaciones incómodas.
- Buscar niveles de excitación adecuados antes de las penetraciones facilitará la lubricación y la dilatación muscular. La construcción de la tensión erótica, la exploración de otras prácticas y la estimulación del clítoris antes y durante de la penetración favorecerá que esto ocurra. Si es preciso, también se puede recurrir al uso de otros lubricantes, como la saliva u otros productos.
- Ciertas posturas, como ponerse encima, facilitan tomar control sobre la práctica erótica decidiendo el ritmo, la presión y la profundidad de la penetración. Controlando estos elementos es menos probable que se produzcan molestias, ya que las penetraciones se ajustarán a las necesidades de la persona que guía en una fórmula que favorecerá su tranquilidad y placer.
Aunque hemos centrado este post en hablar de las penetraciones, no debemos olvidar que estas son sólo una posibilidad más dentro del gran repertorio de prácticas que pueden explorarse y disfrutarse en un encuentro erótico (¡y ni siquiera tienen por qué ser la práctica principal o la más placentera!). Los besos, las caricias, los masajes, la construcción del deseo y la excitación, la anticipación del disfrute, las masturbaciones, etc., están dentro de ese amplio abanico de recursos del que disponemos y que podemos explotar en el camino de sentir y de dar placer.
- Esperamos que estas pequeñas pautas te hayan resultado interesantes. Sin embargo, si tras su lectura, valoras que te gustaría continuar explorando y cultivando tu erótica o que te gustaría abordar en mayor profundidad algún aspecto tratado en el post, estaremos encantadas de poder acompañarte para que conectes con la erótica desde el placer y el bienestar. Contacta con nosotras y te acompañaremos en todo aquello que necesites.