

Han comenzado las deseadas vacaciones de Navidad, pero sientes que en vez de descanso se han activado en tu cabeza infinitos “tengo que” que se relacionan con todo lo que quieres cerrar en el trabajo para irte tranquilo, y con muchos otros de planificación, gestión y decisiones para estas vacaciones y los muchos eventos familiares y sociales que traen. Es decir, si estas agotado antes de empezar a disfrutar de las vacaciones de Navidad, entonces es muy probable que estés experimentando carga mental.
- En el ámbito laboral el concepto de carga mental hace referencia al nivel de esfuerzo intelectual que ha de realizar un trabajador para cumplir con las demandas de trabajo relacionadas con el procesamiento de la información, es decir, el esfuerzo mental e intelectual de gestión, planificación y decisiones que hacemos en el desarrollo profesional. Cuando nuestra capacidad de ve sobrepasada es cuando hablamos de efectos negativos en la salud mental y física, lo que se denomina fatiga mental.
- Este no es un fenómeno exclusivo de los entornos entendidos como laborales, también se sufre de carga mental en el ámbito domestico, siendo las mujeres las principales en padecerlo, ya que además de la carga profesional siguen asumiendo la mayor parte de la carga doméstica y de crianza de los hijos. Pero también sufren de carga mental los jóvenes estudiantes, en su caso estos años hemos visto cómo se ha incrementado y agravado esa carga mental ante las medidas que les ha exigido la pandemia, y que han afectado mucho a sus normales dinámicas de estudio.
La consecuencia más evidente de esta carga mental es la fatiga mental que también se vive como sensación subjetiva de fatiga corporal, y se detecta a varios niveles:
- A nivel físico: enlentecimiento general y apatía, perdida de apetito, dolores de cabeza y musculares, insomnio.
- A nivel psicológico: aumento de la irascibilidad, estrés, estado ansioso/depresivo, frustración, tristeza, aburrimiento, desesperanza.
Algo que nos hace muy vulnerables a sufrir exceso de carga mental son nuestras creencias inadecuadas respecto al trabajo y rendimiento, del tipo: “solo me iré del trabajo si dejo el email a cero”, “que dirá la gente si la casa no esta perfecta”, “debo de sacar la nota máxima para demostrar que me he esforzado al máximo”. Son creencias distorsionadas que es necesario cuestionarse y adaptar, ya que solo saben volver a la persona exigente, y no hacerla responsable de las señales que su cuerpo pueda darle en forma de fatiga. Si no cuidamos primero de nosotros, no habrá trabajador eficiente que trabaje.
Además, hay persona con un perfil de personalidad más vulnerable a la carga mental, como la personas más obsesivas y rumiadoras, las que necesitan tener excesivo control y orden sobre las situaciones, y personas perfeccionistas y exigentes.
La carga mental requiere de tener herramientas y posibilidades de respuesta a las exigencias de la demanda y para ello es necesaria una comunicación asertiva con el entorno, con superiores, profesores o familia, de manera que se haga viable la asunción adecuada de las responsabilidades y sus soluciones. Algunas estrategias a tener en cuenta y desarrollar las podemos resumir en:
- Es bueno que en nuestro puesto de trabajo conozcamos de modo fácil las cotas de rendimiento, el trabajo pendiente y el tiempo disponible para realizarlo, ayuda a dar estructura y a visibilizar necesidades. Esto, trasladado al terreno familiar pasa por una buena programación compartida, realista y muy visual (ej. horarios en la nevera) en la que todos piensan qué hay que hacer, cómo hacerlo y quién ha de hacerlo. No se trata de ayudar en las tareas de casa, se tarta de ayudar a gestionar las necesidades del hogar.
- Hay que aprender a evitar la sensación de urgencia y apremio de tiempo. Es un gran estresor que entorpece el desarrollo adecuado de las tareas, complicando más nuestro trabajo. Hay que aprender a decirse qué es verdaderamente urgente, escalar las acciones a desarrollar en el día, y plantearse un trabajo después de otro, sin adelantar acontecimientos.
- Los trabajos intensos y continuos se han intentar eliminar y en caso de no ser posible se han de reducir al mínimo y compartirlos. En el ámbito laboral una medida eficaz es la rotación de tareas que da un equilibrio.
- Es importante detenerse a valorar qué está produciendo esa carga mental: la dificultad de la tarea en sí misma, el tiempo del que disponemos, la falta de recursos…y buscar una solución o persona responsable que aporte recursos.
- Es importante aprender a darse tiempo para uno mismo. Saber darse si o si, pero sin convertirlo en una obligación, tiempo para contemplar, para pasear, para leer una novela, para desconectar de móviles y de la agenda mental, y conectar con la sensación de descanso y recuperación del cuerpo.
Si crees que necesitas ayuda más específica para adquirir herramientas de detección y regulación no dudes en contactar con nosotras, nuestro equipo de profesionales te acompañará en todo aquello que necesites.