Como apuntaba María Montessori, durante la infancia, existen diferentes ventanas de oportunidades o periodos sensibles, en los que el niño y la niña, fija su atención de una forma especial en determinados estímulos del entorno, produciéndose aprendizajes significativos a través de ellos y si nosotros conseguimos estar atentos a esos momentos, podremos ser facilitadores o guías en esos aprendizajes.  

• Estos periodos, se producen especialmente durante la infancia. De los 0 a los 6 años. Y en cada franja de edad nos encontramos con esas ventanas de oportunidad. El movimiento, el refinamiento de los sentidos y la experimentación sensorial, la búsqueda del orden en toda su amplitud o el periodo de explosión del lenguaje. Cada una de ellas comienza en una edad determinada, pero después, se pueden mezclar unas entre otras. 

¿Por qué es importante conocer esto en el tema que nos ocupa?

Porque en uno de estos periodos sensibles o ventanas de oportunidad es cuando observamos determinados cambios de nuestros hijos e hijas. La llamada adolescencia infantil que podemos ir observando a partir de los 4 años y que puede estar presente hasta los 6 o 7 años. Un periodo dónde está la ventana del orden y la del lenguaje presente y donde su personalidad se va perfilando. Donde comienza a desarrollarse la teoría de la mente y comienzan a descubrir que sus pensamientos, sentimientos y emociones les pertenecen y no siempre son iguales que los de las personas que comparten su vida. Donde confluye también, todo lo experimentado a través de los sentidos anteriormente y lo ponen en práctica.  Donde se identifican como seres individuales y se permiten cuestionar aquello que ocurre a su alrededor.  

¿Por qué lo denominamos adolescencia infantil?

Porque se trata de una etapa, en la que, si hacemos memoria, puede recordarnos a ciertas actitudes (en pequeñito, como ellos y ellas) de los preadolescente y adolescentes, donde puede estar presente la desgana, desidia o las respuestas inadecuadas.

¿Qué podemos observar en ellos? 

• Responden de forma inusual a las peticiones que les hacemos. 
• Cuestionan el por qué de todo aquello que se le propone. 
• Aparecen ciertas explosiones emocionales (desde los 3 años) ante peticiones, cumplimiento de normas, límites o rutinas… 
• Buscan la lógica, el por qué de las situaciones vividas o que van a vivir.  
• El orden y las rutinas le proporcionan estabilidad. 

• Puede aparecer enamoramientos hacia un amigo/a de la escuela, parque, o lugar donde comparta con iguales. 
• Reclaman respuestas inmediatas 
• Nos responden con gestos especialmente de desgana ante determinadas situaciones. 

Y ante estas situaciones, ¿qué podemos hacer nosotros y nosotras como familia y personas de referencia emocional, para acompañarlos o guiarles de la mejor manera posible?  

• Como diría María Montessori, estar atentos a cada una de las ventanas de oportunidad para poder asentar cada uno de los pasos previos, porque si existen y se dan es porque es su momento evolutivo para poder adquirir los aprendizajes necesarios. Esas ventanas se cierran y lógicamente, será más complicado adquirir los aprendizajes después, sin esa predisposición biológica y evolutiva que se da en ese preciso momento.  

• Identificar la importancia del orden y la explosión lingüística para que adquieran rutinas, orden, estructuración (física y verbal) y les ayude a colocar en su mente sus pensamientos, emociones, descripciones, preguntas, como una oportunidad para cimentar esta y otras etapas futuras, dónde facilitará siguientes pasos como la identificación de emociones, gestión de las mismas y regulación emocional.  
• ESCUCHA. Escucha a tu hijo/a. Es importante lo que tiene que decirte. Estate atento ante peticiones expresas como “escúchame con los ojos mamá, papá que te estoy hablando”. Y esta escucha tiene que estar en todos los sentidos. También en asuntos que nos pueden resultar cómicos o desajustados para su edad (como el enamoramiento), pero que para ellos y ellas es totalmente real y tiene una gran importancia todo lo que puede suceder en ese sentido. VALIDA SUS EMOCIONES.  
• Refleja a tu hijo/a cómo está usando el lenguaje y explícale cómo te hace sentir. Pregúntale por qué te habla de ese modo y las consecuencias o impacto que tiene sobre los demás y además pregúntale si esa era su intención. (seguro que no). 
• Responde a sus preguntas con toda la sinceridad posible y si no lo sabes, también házselo saber, buscar juntos la respuesta puede ser también una tarea de conexión mutua. S la pregunta, consideras que no es propia de su edad, intenta descubrir de donde viene la información e intenta darle la respuesta adecuada para ese momento, ajustada, pero sin evasión o negación.  

Si te apetece conocer un poco más sobre cómo evolucionan los niños, sobre su desarrollo, su acompañamiento de forma respetuosa o si sientes que es el momento de dar un giro en tu crianza, no dudes en ponerte en contacto con nosotras a través de nuestra web, de acudir a nuestras formaciones y talleres o de pedirnos una asesoría o un acompañamiento familiar. Contamos con especialistas para caminar junto a vosotros y vuestra familia.