

Desde el miércoles 19 de abril no es obligatorio llevar mascarilla en interiores salvo en casos puntuales, como en los centros sanitarios o sociosanitarios y en el transporte público, y ahora nos toca tomar decisiones y entender qué sucede ante el hecho de quitarnos la mascarilla.
¿Qué es el síndrome de la cara vacía?
- Lo que todos llevábamos esperando con ganas y alegría desde hace más de dos años, ahora está suponiendo un conflicto o motivo de ansiedad para algunas personas. Nos habíamos acostumbrado a llevar la mascarilla como una prenda más y ahora, sin ella, nos sentimos desnudos. Se conoce como “síndrome de la cara vacía”
- En el caso de los niños y, especialmente, los adolescentes, la retirada de mascarillas está suponiendo un conflicto mayor del que se podía esperar en un principio. Muchos de ellos prescindieron de ella desde el primer día, pero a otros les está costando adaptarse a mostrar su aspecto físico sin la barrera protectora que les aportaba la mascarilla.
¿Es la adolescencia una etapa especialmente sensible a este síndrome?
- La adolescencia es una etapa en la que se experimentan muchos cambios físicos y no todos los jóvenes los aceptan de la misma manera. Es un momento vital en el que la aceptación de los demás es muy importante y donde la autoestima y la seguridad en sí mismos tambalean ya que todavía están desarrollando su personalidad y lo que serán en el futuro.
- Tras más de dos años sin mostrar la mitad de su rostro, muchos adolescentes han sufrido cambios importantes que ninguno de sus compañeros ha podido apreciar hasta ahora (acné, vello facial, ortodoncia). Otros, ni siquiera se han visto nunca las caras sin mascarilla (por ejemplo, niños que han cambiado de colegio durante los años de pandemia). Hasta ahora, los jóvenes que se sentían inseguros podían ocultarse tras la mascarilla y ahora experimentan miedo y vergüenza al tener que mostrarse como son. La mascarilla les ha servido, incluso, como una barrera de protección emocional. Muchos adolescentes manifiestan que, al tener la mitad de la cara tapada, no tienen que sonreír si no les apetece o viceversa. La mascarilla les ayuda a ocultar sus emociones. En definitiva, el uso de mascarillas ha servido a los jóvenes para no exponerse a sus miedos y así evitar lo que les puede hacer daño.
- Además, muchos de ellos tienen miedo de contagiarse ellos o de contagiar a sus seres queridos. No debemos olvidar que, durante los primeros meses postconfinamiento, fuimos los adultos quienes pusimos a los jóvenes un peso que, probablemente, no les correspondiera con respecto al elevado número de contagios. Les hicimos creer que ellos tenían la culpa y eso les ha traído consecuencias en forma de ansiedad a la hora de prescindir de las mascarillas.
La Covid-19 sin duda ha sido capaz de arrasar nuestro mundo conocido y no sólo en términos de salud física. Las consecuencias emocionales han sido y están siendo devastadoras, mucho más si nos referimos a niños o adolescentes que todavía no tienen las herramientas y la madurez suficientes para asimilar todos los cambios que la pandemia ha traído consigo. El uso de mascarillas ha afectado negativamente a su desarrollo social y ahora es nuestro deber como adultos de referencia darles el soporte y apoyo necesarios para que puedan madurar de forma sana y adaptativa.
¿Qué podemos hacer para ayudar a los jóvenes?
- Para poder llevar a cabo esta labor, en primer lugar, debemos validar sus emociones. Es importante que los jóvenes entiendan que sus sentimientos son lícitos, que pueden experimentar vergüenza, miedo o inseguridad, y que no les vamos a juzgar por ello. La validación es el puente perfecto para conectar con las emociones y conseguir que el otro confíe en nosotros.
- Además, debemos dejarles que ejerzan su libertad y confiar en su capacidad de toma de decisiones sin presionarles ni obligarles. Si el adolescente percibe la retirada de mascarilla como una imposición, solo conseguiremos que la rechace aún más. Debemos darles tiempo para que asimilen este nuevo cambio y dejar que sean ellos quienes decidan cuándo y cómo se quitan la mascarilla. Podemos animarlos y aconsejarles, pero siempre respetando su libertad y su capacidad de decidir.
- Cualquier miedo es más fácil de superar si nos aproximamos a él de forma gradual. Una forma de acompañar a los jóvenes en este proceso es proponerles un acercamiento progresivo, empezando por retirarse la mascarilla donde ellos se sientan más seguros (por ejemplo, con familiares o amigos de confianza) y, poco a poco, ir ampliando los lugares y momentos en los que se muestren sin mascarilla.
- En el aspecto emocional influyen muchos factores y todos ellos están relacionados entre sí. Si establecemos un clima de confianza donde el niño o adolescente se sienta cómodo para expresar sus emociones sin ser juzgado, trabajando con él en la mejora de su autoestima y su desarrollo emocional, lograremos el objetivo más difícil: que nuestros jóvenes vuelvan a la normalidad dejando atrás los lastres emocionales de la pandemia.
Si percibes a tu hijo o hija con alto malestar por este hecho (retirada de la mascarilla), no dudes en pedirnos asesoramiento, estaremos encantadas de poder acompañaros