Si hay una época del año que nos invita al disfrute, es el verano. Días más largos, buena temperatura, descanso… Es el momento ideal para relajarse y desconectar de los quehaceres diarios y conectar con uno mismo.
Sin embargo, conseguir conectar con el momento presente y disfrutar plenamente de los momentos que nos propicia la época estival resulta ser una tarea muy complicada, ya que necesitamos dejar a un lado las obligaciones familiares y las responsabilidades laborales, y evidentemente no siempre es posible.
- Algunos estudios apuntan que la falta de previsión y preparación es la responsable de que la mayoría de las personas no aprovechen las vacaciones para desconectar y cuidarse, no sólo me refiero en el aspecto del descanso físico, si no también al descanso mental. Y como bien sabemos, amortiguar los efectos del estrés diario con pequeñas dosis de relajación, que activen nuestro sistema nervioso parasimpático, es una de las claves para mantenernos sanos física y emocionalmente.
- Desarrollar la capacidad de estar atentos es una habilidad que puede ser aprendida. Se trata de poner en marcha una serie de estrategias y mecanismos cognitivos que nos permitan conocer e identificar nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras acciones en los momentos en los que ponemos el piloto automático a modo de supervivencia, sin darnos cuenta de las consecuencias de mantener esta actitud mental de forma continua.
Claves para aprender a disfrutar de manera plena de las vacaciones
Si queremos aprovechar nuestro tiempo de descanso, es importante poder organizar todo lo referente a obligaciones, tener menos carga mental es necesario para disfrutar del presente con mayor plenitud.
Aquí van algunas claves prácticas para empezar:
- Organiza tu agenda y si no es posible dejar a un lado los temas relacionados con el trabajo, acota los tiempos, diferenciando espacios horarios para cada actividad.
- Establece prioridades en cuanto a las ocupaciones que son urgentes y las que no. Es importante ser realista y ajustarnos a las necesidades reales y no dejarse llevar por expectativas que luego no podremos cumplir, provocando ansiedad e impaciencia.
- Come sin prisas, disfruta y saborea la comida. No “aproveches” la hora de comer para realizar o revisar tareas, leer, ver una serie o las noticias del día.
- Aprovecha los momentos de descanso y al aire libre para conectar con la sensación de relajación que aportan.
- Deja espacio para la receptividad y la adaptación para dejarse llevar, en algunos momentos por las apetencias. En vacaciones no tienes porqué llevarlo todo programado, déjate llevar por las apetencias del momento y actúa sobre la marcha.
- Dedica tiempo a jugar y disfrutar.
- La práctica de algunas disciplinas que incluyen la meditación como el Mindfulness nos permiten aprender a conectar con nuestros estados físico y mental en el momento presente.
¿Cómo empezar a practicar la conciencia plena?
Mindfulness propone establecer rutinas de pensamiento que nos ayudan a relacionarnos con la experiencia presente de una manera más adaptativa, nos libera de las rumiaciones en el pasado y de las cavilaciones en el futuro y permite que nuestro cuerpo y nuestra mente estén conectados en lo que está ocurriendo en el momento presente.
Sin embargo, si no estás preparado para iniciarte en esta u otras disciplinas, podemos utilizar algunas de sus técnicas que seguro notarás sus beneficios desde el primer momento en que las pongas en práctica.
¿Tienes un minuto? Podemos empezar ahora mismo.
- Empieza por fijarte en cómo está colocado tu cuerpo en este momento, toma conciencia de la posición que estás adoptando y nota si existe alguna incomodidad física de la que no eras consciente. Si es necesario, puedes recolocarte para que tu postura sea cómoda y amable con tu cuerpo.
- Pasamos a observar ahora aquello que te rodea, fíjate en tu alrededor, sea el espacio que sea, no es necesario que hagas un juicio de valor sobre si las cosas debieran estar ahí o no, o si te resulta agradable y apacible o no, simplemente observa tu entorno: los colores, los sonidos… deja que tus sentidos recojan la información y nota como la recibe tu organismo.
- Respira y nota también como el flujo de aire recorre tus fosas nasales y llena tus pulmones, y al expirar sé consciente de la sensación de relajación que produce la salida de aire. Trata de notar como tu cuerpo respira sin necesidad de que tú hagas nada y siente como cada vez que inspiras y expiras tu pecho se mueve levemente.
- Seguramente, tu mente estará ya pensando en algo… vamos a observar ahora en qué está trabajando tu mente, identifica cuales son esos pensamientos e intenta adoptar también aquí un rol de observador.
- Vuelve a tomar una respiración, poniendo en ella toda tu atención y se consciente del efecto tranquilizador de este momento que acabas de dedicarte.
Puedes seguir esta rutina de conciencia plena cada vez que lo necesites.
Cada vez que paramos para ver lo que está ocurriendo, tenemos la sensación de que el tiempo pasa a un ritmo más lento y esto nos permite transitar por la experiencia presente desde la reflexión y no sólo desde la acción, si tras leer este contenido te apetece entrenarte en la atención plena, contacta con el equipo profesionales de Centro TAP.