

Podríamos preguntarnos ¿de verdad a estas alturas es necesario un artículo clarificando algunas cuestiones básicas sobre la sexualidad? Pues la realidad que nos muestran los estudios (y la que vemos en consulta) indican que sí.
- No deja de ser sorprendente cuánta información errónea circula y cuántos mitos hemos interiorizado y damos por hecho, limitando o haciéndonos sentir mal con nuestra sexualidad -ya seamos adolescentes, jóvenes o no tan jóvenes-.
- Llama la atención que pocas áreas de conocimiento sean tan susceptibles de presentar información con tan alto nivel de desfase, generalizaciones tan poco representativas y conceptos tan equivocados; algo que quizá debería hacer que nos planteáramos cómo construimos -y transmitimos a otras/os- los conocimientos sobre la sexualidad.
Por ello, para comenzar, o continuar, con el proceso de deconstrucción de esa información desadaptativa hay una clave que suele funcionar: la detección de los mitos.
Dentro de “la mitología” de la sexualidad suele haber varios focos que nos pueden ayudar a reconocer que nos encontramos ante información sin evidencia o poco representativa, que es precisamente la que puede llevarnos a tener una vivencia negativa con nuestra sexualidad.
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Normalidad
La normalidad es un concepto estadístico que de poco o nada sirve ante las maravillosas diversidades que construyen la realidad de las sexualidades de los seres humanos.
Por ejemplo, que algunas estadísticas nos indiquen la media de encuentros eróticos que mantienen las parejas a la semana no significa que esa sea la frecuencia ideal. De hecho, ante este tipo de datos os animamos a que no los toméis como “la respuesta” sino que os hagáis preguntas para acercaros a las vuestra propia.
Pueden ser de utilidad preguntas del tipo ¿qué considero yo que es un encuentro erótico? ¿Con que frecuencia de contactos estoy satisfecha/o? ¿Qué tipo de prácticas son las que más me apetecen? ¿En este momento cómo estoy viviendo mis niveles de deseo? ¿Estoy a gusto con mis prácticas con otras personas? ¿Y conmigo mismo/a? ¿Disfruto antes, durante y después de los encuentros?
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Erotofobia
Lamentablemente, muchos de los mitos que nos encontramos sobre sexualidad la conectan de alguna forma con algo negativo, sucio, culpógeno o sórdido.
Cuando nos conectemos con información del tipo “la masturbación es mala”, “las personas que tienen muchas relaciones no son buenas candidatas para tener una pareja estable” o “X práctica erótica es de viciosos/as”, muy probablemente estamos ante información erotófoba que no solo no cuenta con ningún tipo de aval científico sino que además, solo contribuirá a conectarnos con un juicio negativo y tener una peor vivencia de la sexualidad y las decisiones que tomamos en ella.
Recordar que la sexualidad elegida, consentida y disfrutada no tiene absolutamente nada malo y que cada persona en función de su momento vital, de su recorrido y de sus gustos puede decidir cómo quiere construir su sexualidad es la clave.
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Planteamientos dicotómicos
Desconfiemos de base de cualquier afirmación que se formule con la estructura “todas las mujeres son” o “a todos los hombres les gusta”.
Sabemos que hay tantos gustos como personas y que encasillar al total de los hombres o de las mujeres en un determinado gusto no solo deja fuera a todas las personas no binarias, sino que va a ser muy poco representativo de la riqueza de matices y diversidades que conforman la sexualidad humana.
De este modo, “ni todos los hombres tienen deseo siempre”, “ni a las mujeres les deja de interesar la sexualidad cuando se casan”, ni “los hombres son infieles por naturaleza”, etc.
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Doble estándar de género
El último de los focos más habituales de información mitificada tiene que ver con las mujeres deseantes y con roles activos -no solo objetos de deseo- en la vivencia de su sexualidad. Y cómo estas tienden a ser etiquetadas en negativo ante actitudes y conductas que si las implementara un hombre pasarían absolutamente desapercibidas (o incluso serían socialmente aplaudidas).
Así, ideas como que “las mujeres que disfrutan de la sexualidad no son de fiar”, que “si practican según qué contactos eróticos son unas zorras” o que “si contigo tomó la iniciativa seguro que te será infiel” todavía están muy presentes, por lo que detectarlas y eliminarlas es una parte importante del trabajo de desmitificación que muchas personas tienen por delante.
El trabajo de construcción de una sexualidad positiva y plena tiene muchos vértices ¡este es otro más que os puede acercar a la consecución de este objetivo!
Puedes contar con las profesionales que formamos el Área de Pareja y Sexualidad de Centro TAP para todo aquello que necesites clarificar, puedes realizarnos consultas puntuales para resolver tus dudas sin la necesidad de iniciar un proceso terapéutico de manera formal.
Entendemos que en muchas ocasiones simplemente necesitamos un asesoramiento puntual para poder seguir creciendo en la construcción de nuestra sexualidad.