

En la era de la mensajería instantánea podemos observar cómo vínculos de diferente índole quedan truncados de forma repentina: monosílabos cada vez más frecuentes, explicaciones que nunca llegan o tics azules que no obtienen respuesta son algunas de las situaciones que nos podemos llegar a encontrar cuando nos hacen ghosting, como si la persona con la que llevamos hablando semanas, meses o años de repente hubiera desaparecido de la faz de la tierra.
Empecemos por el principio, ¿qué significa ghosting?
- Esta palabra hace referencia a la práctica de desaparecer de la vida de la otra persona sin dar explicaciones, como un fantasma (ghost en inglés).
- Se puede dar de forma repentina (cuando tenemos una frecuencia en nuestra comunicación con la otra persona más o menos estable y predecible y, de repente, uno de los miembros del vínculo desaparece) o gradual (la otra persona desaparece durante un periodo de tiempo inusualmente largo y reaparece como si no hubiera pasado nada, comienza a contestar con monosílabos o frases más cortas de lo habitual, o deja ciertos mensajes o preguntas sin responder).
- Como podemos observar, un punto clave cuando me hacen ghosting es que tengo la sensación de no saber qué ha ocurrido, por qué todo ha cambiado de repente y la otra persona parece no ofrecer una explicación que justifique dicho cambio.
Es importante tomar conciencia de qué pensamientos y emociones aparecen en mí cuando alguien relevante en mi vida, o alguien que estaba conociendo, me hace ghosting; puede que me sienta triste, rechazada, culpable, abandonada, confusa, insegura, impotente, que piense que he hecho algo malo, que es culpa mía… Es totalmente comprensible, hay muchas emociones que pueden surgir en mi interior y puedo comenzar a darle vueltas sin cesar a la situación en mi cabeza. Cómo decido gestionar lo que siento cobra mucha importancia: ¿me comunico? ¿me aíslo? ¿busco apoyo en otras personas? ¿decido bloquear y hacer como si nunca hubiera pasado nada? ¿lo acepto?
- Partamos de la base de que no es tu responsabilidad que la otra persona haya tomado la decisión de desaparecer. Podemos caer en esta trampa de comenzar a rebuscar en nuestros recuerdos palabras que hayamos dicho o conductas que hayamos llevado a cabo que justifiquen que la otra persona haya desaparecido, tratando de buscar una explicación; esto es un callejón sin salida que puede llevarnos a obsesionarnos con la situación y con la otra persona sin llegar a ninguna conclusión.
- Esta forma de gestionar el ghosting no es nada aconsejable porque, aunque hubieras dicho o hecho algo que hiciera sentir mal a la otra persona sin ser tú consciente de ello, sigue estando en sus manos el comunicar su malestar; y es que uno de los motivos que puede llevar a la otra persona a desaparecer sin dar explicaciones es precisamente una mala gestión emocional, también el deseo de evitar el conflicto y una situación incómoda, no saber cómo dar explicaciones o no querer enfrentarse al malestar de la otra persona.
- Lo que has de tener muy presente es que, si alguien decide hacerte ghosting, no tiene nada que ver contigo y tiene todo que ver con las dificultades emocionales y de comunicación de la otra persona. Lo que podemos hacer entonces cada uno de nosotros, y lo que está en nuestra mano controlar, es hacer por construir y mantener relaciones en las que haya una responsabilidad afectiva.
La responsabilidad afectiva en una relación (de amistad, pareja o familiar) implica cuidar el vínculo que construimos con la otra persona para que esté basado en el respeto, la seguridad y la satisfacción para ambas partes.
- Esto no significa que no habrá conflictos y desencuentros si no que, cuando surja algún problema, seremos capaces de comunicarnos y negociar con la otra persona para llegar a un acuerdo, evitando en la medida de lo posible generar un malestar innecesario al otro. De este modo la relación se podrá ver fortalecida y será una oportunidad para conocernos en mayor profundidad.
Como hemos visto, dado que no podemos hacer nada para controlar o evitar que la otra persona desaparezca o tenga conductas de irresponsabilidad afectiva hacia nosotros, vamos a ver qué sí está en mi mano hacer para construir relaciones sanas:
- Autoconocimiento: conozco qué necesito y busco en una relación, tengo claros mis límites, soy consciente de cómo me hace sentir la otra persona. En este sentido es importante diferenciar cómo me siento hacia la otra persona de cómo esa persona me hace sentir; puedo pensar que una persona es divertida, que tenemos cosas es común y que es muy sociable, y sin embargo que me haga sentir insegura y no escuchada.
- Identificación y gestión emocional: tengo en cuenta tanto lo que sienten los demás como mis propias emociones, soy consciente de que mis actos y decisiones tienen repercusiones sobre el otro, valido las emociones de la otra persona y entiendo que su visión de un conflicto puede ser diferente a la mía.
- Comunicación asertiva: comunico mis expectativas e intenciones respecto a la relación, soy clara respecto a mis necesidades y sentimientos teniendo en cuenta cómo se puede sentir la otra persona, dejo espacio al otro para que también se exprese, negocio para llegar a un punto común, no espero a que la otra persona adivine lo que me pasa o lo que siento, si hay algo que me ha molestado o dolido lo comunico, si hay un vínculo que quiera finalizar, se lo hago saber a la otra persona con empatía y respeto.
Recuerda que, si has pasado por una situación similar y sientes que no sabes qué hacer, siempre puedes pedir ayuda a un profesional que te acompañe a gestionar lo vivido y a adquirir nuevos recursos que influyan de manera positiva en tus relaciones. En Centro TAP estaremos encantadas de poder acompañarte si así lo decides.