

El mito de la media naranja proviene de un relato de Aristófanes, un dramaturgo de la antigua Grecia que ha tenido una importancia trascendental en cómo conceptualizamos algunos de los elementos más nucleares de los vínculos románticos en la época actual.
- En su relato explica cómo los seres humanos primigenios tenían forma esférica, cuatro brazos, cuatro piernas y dos caras. Eran tan poderosos que con su mera existencia suponían un riesgo para el poder de los dioses del Olimpo, razón por la cual, estos decidieron cortarles por la mitad y “condenarles” a pasar toda su vida sintiéndose incompletos y buscando su otra mitad.
- Es decir, según este mito, todas las personas tenemos otra mitad que nos completaría, lo que explicaría las sensaciones de desconexión con cualquiera que no sea nuestra mitad auténtica, así como el vacío, la soledad y la sensación de buscar algo que por nosotras/os mismas/os no podemos encontrar.
- Sabemos que los mitos, como mitos que son, son falsos. Sin embargo, ideas como que “hay una persona para nosotras/os”, o que “si la personas que estamos conociendo o con quien mantenemos una relación de pareja no quiere, piensa o siente lo mismo que nosotras/os, entonces no es la persona con la que debiéramos estar”, están tremendamente presentes en el imaginario colectivo.
De este modo, del mito de la media naranja se derivan dos ideas que pueden ser tremendamente perjudiciales:
- Sin pareja no estamos completas/os.
Pensemos en la construcción de una vida significativa, en la plenitud y en el bienestar. Las investigaciones científicas nos indican que no hay ni un ápice de duda de que hay multitud de caminos diferentes que pueden llevarnos a esos objetivos, que no necesariamente pasan por tener pareja.
Claro que los vínculos son relevantes, pero hay muchas formas de vinculación que van más allá de lo romántico -y de lo estable y monógamo-.
Pensar que si no tenemos pareja (ya sea porque no queremos, porque los vínculos románticos que hayamos tenido hasta la fecha no han cubierto nuestras necesidades o por la razón que sea), vamos a tener una vida peor o vamos a ser menos felices es una idea rígida, reduccionista y sin evidencia que la apoye.
- Lo importante en pareja es encontrar a la persona indicada.
Desde esta segunda idea, se coloca el foco de atención e inversión simplemente en la selección de la persona con la que vamos a tener una relación; como si dar con la persona adecuada fuera lo único importante y la construcción de vínculos, dinámicas y códigos satisfactorios fuera a ocurrir mágicamente a continuación.
Desde hace años se estudia qué elementos explican y predicen que las parejas sigan juntas y tengan vínculos con alta calidad relacional de larga duración. Gracias a estas investigaciones sabemos que la clave no está en cómo son las personas que conforman la pareja, sino en cómo se relacionan entre sí, cómo se comunican o qué elementos de cuidado mutuo ponen en marcha.
No se trata de que nos tenga que valer cualquier persona, es natural sentir atracción o preferencia hacia determinadas cualidades o valores. Se trata de entender que aparte de la selección de una persona que nos guste, hay un trabajo de ajuste y evolución conjunta que siempre va a ser necesario realizar para construir vínculos satisfactorios.
- Por lo tanto, qué interesantes son a nivel cultural los mitos sobre el amor o las relaciones, pero no dejemos que nos engañen y nos hagan pensar que el amor romántico vivido de una forma concreta es la única vía para conquistar bienestar y sentir plenitud.