

La inteligencia emocional es la habilidad para comprender y manejar nuestras emociones y las de los que nos rodean de forma adaptativa. No es algo innato sino aprendido, por lo que siempre podemos mejorarla.
“Hasta cierto punto, somos quienes somos y eso es emocionalmente parte de nosotros. Pero podemos adquirir un mayor control y aprender a modular las emociones para ser un poco más eficaces”
Desarrollo y complejización de las emociones:
- Las emociones tienen funciones protectoras y se manifiestan de distintas formas. La tristeza, por ejemplo, despierta simpatía y atención de los cuidadores; la vergüenza tiene un papel importante para regular nuestras actuaciones en algunas ocasiones.
- Conocer las emociones y saberlas expresar es fundamental en el desarrollo cognitivo y social de los niños. Conforme se produce el desarrollo cognitivo del niño, éste toma de conciencia de sí mismo y de las de los demás.
- El desarrollo emocional se divide en varias etapas, vamos a ir revisándolas:
De los 0 a los 3 meses
- Los bebés recién nacidos poseen las llamadas emociones de supervivencia que son el placer y el malestar. Ésta última la transmiten mediante el llanto y la expresión motriz.
- Al mes de vida son capaces de reconocer en los demás emociones como la alegría y el enfado.
- En torno a los 2 meses aparecen sonrisas involuntarias ante estímulos visuales como rostros conocidos. Se conoce como sonrisa social y estimula a los adultos a que interactúen con el bebé. Con el paso del tiempo la sonrisa se vuelve más específica y la utilizan más con sus cuidadores.
- Desde los 3 meses son capaces de distinguir y expresar tristeza y enfado.
De los 4 a los 8 meses
- A los 4 meses conocen la sorpresa y la alegría.
- Entre los 4 y 12 meses aparece la risa y desarrollan una mayor capacidad de expresión de las emociones positivas.
- En el quinto mes empiezan a desarrollar el interés hacia otros estímulos que les rodean.
- A los 6 meses se excitan y dan muestras de alegría chillando y riendo, por ejemplo, cuando se juega con ellos. Comienzan a tener reacciones de asombro.
- En el séptimo mes aparece el miedo. Cuando se enfrentan a estímulos desconocidos o inesperados, muestran ansiedad. Saben distinguir emociones positivas y negativas.
De los 8 a los 12 meses
- Durante esta etapa comienza el desarrollo de las emociones autoconscientes. Éstas requieren tener consciencia de uno mismo y de su identidad separada de los otros.
- A los 11 meses aparecen la timidez y la vergüenza.
- Los episodios de frustración de los niños durante estas etapas se deben en buena medida al desconocimiento de las emociones, las cuales rebasan en muchas ocasiones su entendimiento. Por ello, es muy importante acompañarles y orientarles durante su desarrollo y que el adulto sea un espejo del que poder aprender cómo reconocer y regular sus emociones.
De los 2 a los 6 años
- A los 2 años pueden imitar la expresión facial de emociones básicas (rabia, alegría, tristeza, sorpresa, asco).
- A los 3 años son capaces de distinguir a las personas por su relación emocional con ellas (con las que juegan, los alimentan, los pasean, etc.)
- A partir de los 3 años comienza el desarrollo de emociones autoevaluativas, a partir de la adquisición de estándares y reglas y la capacidad para evaluar la conducta.
- Entre los 3 y los 4 años desarrollan la culpa, la envidia y el orgullo.
- Aparecen también las conductas prosociales como compartir y ofrecer consuelo, ya que entienden algunas reglas sociales y les gusta ayudar. Empiezan a escuchar y ver los sentimientos de otros.
- Desde los 4 años el lenguaje juega un papel muy importante ya que gracias a él pueden comprender la realidad y comunicar sus experiencias, por lo que comienzan a expresar sus sentimientos con palabras (saben decir si están alegres, asustados, tristes, etc.)
- A partir de esta edad desarrollan la conciencia emocional. Son capaces de reconocer emociones en sí mismos y comunicarlas
- Entre los 5 y 6 años aparecen la inseguridad, la humildad y la confianza. Se separan del adulto si se sienten seguros.
- En torno a los 6 años abandonan la etapa del egocentrismo y comienzan a desarrollar la relación entre sus iguales. A la vez que aumentan su mundo social, crece la intensidad y la complejidad de sus emociones. Se enfadan por razones más maduras, percibiendo injusticias, críticas, incomprensión y rechazo.
De los 7 a los 11 años
- El hito más importante de esta etapa es el desarrollo de la regulación emocional (capacidad para entender sus emociones y modular sus respuestas emocionales).
- En el desarrollo de la regulación emocional tiene un papel muy importante el juego simbólico, en el que producen escenas de la vida real y ejercitan papeles sociales. Lo utilizan como descarga emocional a la vez que adoptan distintos roles y estados emocionales diferentes a los suyos.
- A los 7 años aparece la autocrítica.
- A los 8 años reconocen el enfado y el miedo (pueden explicar por qué). Poseen conocimientos acerca de las reglas relacionadas con la expresión emocional: qué les hace sentir enfado, cómo lo expresan y la reacción de los demás ante esas manifestaciones emocionales.
- Comienzan a desarrollar la capacidad para reflexionar sobre sí mismos, lo que conlleva un gran cambio en la comprensión de las emociones. Entienden las emociones desde su experiencia interna y aprenden que pueden controlarlas.
- A los 9 años informan y explican sus emociones de manera fiable y son capaces de entender sus sentimientos y los de los demás.
- A partir de los 11 años entienden que pueden sentir emociones positivas y negativas sobre la misma persona y son capaces de expresar emociones contradictorias (amor-odio).
Tras estas etapas de la infancia, comenzarán la adolescencia y atravesarán un periodo caracterizado por cambios físicos, cognitivos, sociales y, por supuesto, emocionales.
En definitiva, el desarrollo de las habilidades de gestión emocional nos permite tener una mayor comprensión de nuestras emociones y necesidades y actuar en función a ellas. Un desarrollo óptimo de la inteligencia emocional se relaciona con mayor tolerancia a las demandas y tensiones del entorno, mayor independencia y seguridad en nosotros mismos y una expresión adecuada de los sentimientos que, a su vez, mejoran nuestras relaciones sociales y generan satisfacción con nosotros mismos y nuestro alrededor.
- Si deseas conocer más sobre Inteligencia Emocional y cómo ayudar a tus hijos/as para que puedan desarrollarla, no dudes en contactar con nosotras estaremos encantadas de asesorarte y acompañarte en todo aquello que necesites.