

Muchas personas pueden afirmar que querrían mejorar su autoestima. Tras intentos de quererse más enumerando aquello que de sí mismos les gusta, mirándose al espejo y diciéndose que se quieren mucho y que se gustan, no lo consiguen… entonces, ¿cómo?
- Pues lo cierto es que la autoestima es un constructo complejo, y como tal, tenemos diferentes maneras de abordarlo de manera eficaz. En este post os vamos a hablar de una de ellas, la responsabilidad con uno mismo.
¿Autoestima y responsabilidad?
- La gran paradoja es, que quien tiene una baja autoestima puede presentar grandes dificultades para asumir su responsabilidad con respecto a lo que le pasa, como manera de preservar la baja autoestima que tiene y no sentirse peor consigo mismo.
- Pero es precisamente esa falta de responsabilidad, ese “echar la culpa al resto o a la situación” lo que impide que la autoestima mejore, ya que la sensación de la persona de falta de control sobre lo que le pasa le coloca en una situación enorme de vulnerabilidad, y sentirá que los cambios o las mejoras que necesitaría para ganar en bienestar no dependen de él/ella.
- Esta sensación de que no depende de mí aquello que me pasa y que me encuentro a merced de lo que ocurra o de lo que otros “decidan”, me hará sentir expuesto/a, inseguro/a, pequeño/a… Así mismo, si no asumimos nuestra responsabilidad, no tendremos un estilo de afrontamiento activo de la situación sino pasivo, y por tanto, podremos quedarnos “enganchados” en el malestar sin movilizarnos hacia la mejora y la regulación emocional.
- Podemos tender a victimizarnos por la falta de atención de otras personas, por el daño que nos han hecho, por las palabras terribles que por parte de alguien hemos recibido, porque existen personas que no nos dejan ser felices. Nos podemos entregar a otros sin medir los costes, sin pensar en que estamos dejando de lado nuestras necesidades por atender las del resto, que nos vaciamos y otros no se encargan de rellenar lo que hemos entregado…
- En todo esto hay un sentimiento de vacío enorme, donde esperamos que sean otros los que lo cubran, algo que lamentablemente no ocurre y nos coloca en situación de indefensión. Eres el responsable de ti, de tu vida, de aquello que te pasa, independientemente de que nos “toque” lidiar con situaciones o personas que nos despiertan emociones desagradables.
Entonces, cuando decimos entender la responsabilidad con uno mismo para mejorar nuestra autoestima, ¿a qué nos referimos? Vamos a ver las diferentes maneras en que podemos hacerlo:
- Responsabilízate de tus emociones: aquello que sientes, es tu responsabilidad, y no son los demás los que las provocan ni los que tienen que gestionarlas. Es común que digamos “me estás enfadando”, “si te comportas así no me dejas estar tranquila”, o “me estás poniendo nervioso/a”.. Si esto fuera cierto, ante una misma situación deberíamos sentirnos todos de la misma manera; en cambio, las reacciones emocionales dependen de la vivencia de cada uno/a, qué significa para esa persona lo que está ocurriendo, qué competencias tiene para regularse en ese momento… Identifica qué sientes, trata de ponerle nombre, valora la intensidad con la que la sientes, y busca la manera en que puedas ir disminuyendo esa intensidad en el caso de que estés ante una emoción desagradable. Encuentra cuáles son tus estrategias de autorregulación y ponlas en marcha, así no dependerás de otras personas para conseguir estabilidad emocional.
- Responsabilízate de tus necesidades: cada persona tiene las suyas, que a su vez pueden variar enormemente en diferentes situaciones y momentos vitales. No debemos esperar a que sean otros quienes las cubran. Lo primero es preguntarse qué necesito y después valorar las diferentes opciones que tengo para cubrirlas. Confía en que pueden tener las habilidades y competencias personales necesarias para cubrirlas en un gran número de ocasiones, y en caso de no ser así, esto nos enlaza con el siguiente punto:
- Responsabilízate de pedir ayuda: no somos débiles, o menos capaces si solos no podemos hacer frente a ciertas situaciones; y los demás no deben adivinar que nos vendría muy bien su ayuda. Si crees que alguien puede acompañarte, ten claro que no leemos mentes, ¡los demás no tienen que adivinar que necesitas ayuda! Y de la misma manera, no leas tú la mente del otro pensando que le vas a poner en un conflicto: si no puede, no sabe, no quiere ayudarte, que sea también responsable consigo mismo y contigo y te lo comunique. Verás que en la mayoría de los casos, la persona a la que pidas ayuda te la dará con mucho gusto, y el sentirte acompañado y valorado por esa persona que quiere estar a tu lado, es también una manera de incrementar tu autoestima. Piensa además cómo te gustaría que ocurriera a la inversa, seguro que agradeces que la gente sea concreta pidiendo cosas, y que no tengas que “jugar a ser adivino/a”.
- Responsabilízate de tus decisiones (y por tanto, de tus errores): Aquí de nuevo la paradoja, ya que al sentirnos inseguros/as, preferimos recurrir al criterio de otra persona para tomar decisiones. Ocurre que en caso de acierto, la satisfacción es compartida con la persona que te dijo qué hacer, y en caso de error, se puede culpar a otro de lo ocurrido. Esto imposibilita que la satisfacción por el acierto sea plena, y en caso de error, no estaremos asumiendo tampoco el aprendizaje. Además culpabilizar a alguien podría perjudicarnos en nuestra relación con esa persona y en nuestro futuro, por ejemplo “elegí la carrera que mis padres quisieron”.
- Responsabilízate de cuidarte: el ser humano tiene la cualidad de cuidar de los demás con gran facilidad, pero esto no aplica igual a cuidar de nosotros mismos. Los esfuerzos que somos capaces de hacer por atender, complacer o mimar a gente querida, puede estar muy lejos de lo que somos capaces de hacer por nosotros. Probablemente no estemos “muy educados” en esto, y sí en ayudar al prójimo… Tenemos que entender la necesidad de ponernos al menos al mismo nivel que otros (y en momentos de crisis personal por qué no, más que a otros en la medida de lo posible) para no esperar que aquellos tengan que cuidar de nosotros. Porque además del hecho de que esto puede no ocurrir de la manera en que nos gustaría, podría pasar que no llegue al nivel esperado por todo aquello que sentimos que hemos ofrecido. Esto puede deteriorar nuestras relaciones afectivas, y por tanto, hacernos sentir aún menos valorados y queridos por los demás (con lo que disminuye la autoestima por falta de valoración externa).
- Responsabilízate de cómo te hablas: el diálogo interno es algo muy automático, de lo que en términos generales no somos conscientes. Cuando en Centro TAP trabajamos con nuestros pacientes en que lo identifiquen, toman conciencia de la manera tan terrible en que se pueden hablar, al nivel de pensar que no le hablarían así a nadie, ni a su peor enemigo. Si quieres quererte más y mejor, háblate como lo harías con una persona a la que quieres: no te insultes, no te criminalices, no te juzgues, no te infravalores… qué importante es decirte que puedes mejorar, que aceptas tus errores aunque no te gusten, que podrás estar bien pese a lo que ha ocurrido, que lo has hecho lo mejor que has podido.. y así, encontrarás ánimo, consuelo, confianza, empatía, seguridad y tranquilidad en tus propias palabras.
¡Esperamos que estas claves te sean de ayuda!. El equipo de profesionales que formamos Centro TAP estaremos encantadas de ayudarte a mejorar tu autoestima mediante estas y otras claves de trabajo personal, contacta con nosotras si crees que puede venirte bien.