

En este post analizaremos y daremos claves para poder acompañar a nuestros hijos e hijas en su crecimiento en las aulas, con mirada mirada puesta en la diversidad y la adaptación.
Una vez metidas en las vacaciones y pudiendo mirar hacia atrás y con perspectiva, queremos observar la realidad actual de la educación reglada para nuestros hijos e hijas.
Hemos comenzado un curso donde se ha puesto en marcha una nueva Ley Educativa, llamada LOMLOE en la que describe la realidad de todos los colegios y las aulas. Una realidad donde la diversidad es la norma y donde debemos cuestionarnos qué es eso de ser normal y quién es el que encaja en esos parámetros de la normalidad.
- La nueva Ley, no tiene en cuenta y elimina el apartado de atención a la diversidad, ya que pone como cimiento una atención individualizada al alumnado, donde la diversidad debe ser el ojo que lo mire todo y el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), debe ser la metodología, pedagogía y mirada que sirva como médula espinal para todo proceso de enseñanza-aprendizaje. Hasta aquí, nada que decir. Todo lo contrario. Sentimos que es imprescindible que las leyes acompañen la realidad que nos encontramos en las diferentes aulas. Pero (siempre lo hay, cuando hablamos de educación), al igual que vemos y sentimos que los menores deben ser acompañados en cada una de sus realidades, ¿se está acompañando o favoreciendo un aprendizaje en este nuevo paradigma de enseñanza a los profesionales de la educación en todos los niveles educativos? ¿De qué depende que el equipo de profesionales de un centro escolar, este formado y actualizado en este nuevo paradigma? ¿Todo el profesorado está formado para atender la diversidad real que podemos encontrarnos en el aula? ¿Los maestros de educación primaria, especialistas en música, artes, educación física o inglés, saben lo que significa el Lenguaje Natural Asistido, por ejemplo? ¿Saben lo que implica y las capacidades y necesidades individuales que puede presentar cualquier niño o niña?
Pues la respuesta, es: DEPENDE
- Depende de la maestra o maestro, depende de ese equipo directivo que acompaña a su equipo de profesores y personal no docente, depende de las administraciones y las oportunidades de formación que faciliten o no, pero, sobre todo, depende, en muchos casos, de la voluntariedad de maestro o maestra que esté trabajando con nuestro hijo o hija.
Ahí es donde puede producirse, un cambio radical.
Si ese maestro o maestra está dispuesto al cambio:
- Buscará formación o la pedirá en su centro.
- Se interesará por conocer a cada uno de sus alumnos.
- Tendrá a las familias como referentes, apoyos y aliados en todo el proceso educacional. Formando equipo. Creando alianzas.
- Se quejará, claro que sí, de la falta de recursos, personales, materiales, espaciales… pero se pondrá a hacer lo que pueda con lo que tenga.
- Vera oportunidades de aprendizaje en el trabajo en equipo, en el compartir experiencias y transmitir y trasladar las suyas.
- Mirará la individualidad de cada uno de sus alumnos y alumnas e intentará descubrir cada uno de sus potenciales y usarlos como anclajes para trabajar en sus aprendizajes.
- Buscará apoyo en los equipos de orientación para evaluar las necesidades en caso de ser necesario y buscar los apoyos.
- Preferirá que los apoyos sean dentro del aula, para favorecer la inclusión del alumnado y aprender de su compañera o compañero especialista.
- Preguntará cada una de sus dudas sin miedo y con ganas.
Y nosotros y nosotras, como familias, ¿Qué podemos hacer? ¿Tenemos un papel importante?
Pues la respuesta, en este caso es: SI, SIN NINGUNA DUDA.
La resignación en pocos casos, puede ser una buena opción. Al final, ver que nuestro hijo o hija, merece igual que todos los demás, una educación de calidad y equitativa, repleta de oportunidades, donde se le deje pertenecer, participar y aprender, es nuestra única petición y como tal, debemos hacerla en los casos en los que sintamos que no esta siendo así.
¿Cómo podemos hacerlo?
- Ofrécete siempre. Deja presente que quieres trabajar en equipo. Intenta crear alianza, dejando ver que, como familia, necesitamos a la escuela y que la escuela también nos necesita.
- Hazle saber que puede contar contigo para cualquier explicación. Para conocer mejor a tu hijo o hija, para descubrir sus gustos, intereses, potenciales y aquello que no hay forma que le guste o entretenga…
- Participa en reuniones, asambleas o escuelas de padres. Es interesante poder estar dentro de la dinámica escolar. Desde dentro todo se percibe.
- Pide tú las tutorías si ves que la dinámica escolar no complace tu necesidad de poder compartir con el tutor o con los especialistas.
- Deja claro que quieres que todos los agentes que trabajan con tu hijo o hija estén coordinados y que el centro de todo el aprendizaje sea el niño o niña.
- Habla con el equipo de orientación para poder diseñar los mejores apoyos para tu hijo o hija, en caso de necesitarlos.
Desde Centro TAP, trabajamos siempre en coordinación con todos los centros educativos de nuestros menores, poniendo en el centro al menor y su familia, haciendo hincapié en las necesidades de la familia y siendo en ocasiones intermediarios entre los dos agentes y así agilizar todos estos pasos. También ofrecemos formación al profesorado en diversidad para poder conocer mejor las diferentes realidades y acompañaos a la escuela en intervenciones llevando a cabo junto con la familia un modelo centrado en la familia y en el contexto natural.
Si tienes cualquier duda, o quieres saber más no dudes en contactarnos a través de nuestro correo electrónico info@centrotap.es o nuestra página web: centrotap.es.
También puedes conocer más de nosotras a través de nuestras redes sociales. @centrotap_psicologia @centrotap