

En este post queremos revisar los contenidos que se viralizan en redes sociales para aportar un poquito de luz y poder generar una mirada crítica a los mismos.
¿Cuál es la tendencia en redes sociales dirigida a mujeres?
- Con dos mil millones de visualizaciones en TikTok, #girldinner es una de las tendencias que al final de verano se hizo más popular. Se basa en enseñar cenas que requieren prácticamente nada de cocinado o preparación, típicas de llegar tarde a casa con hambre, pero sin ganas. Crema de cacahuete directamente del bote, pasta precocinada o simplemente un conjunto de sobras pequeñas que no pegan entre sí son los ejemplos más comunes.
- Poco después de su viralización surgió #girlmath, que con casi 500 mil visualizaciones enseña las cuentas de dudosa validez que se usan para justificar gastar dinero, como “si pagas en efectivo es gratis”, “si compras algo y lo devuelves acabas de ganar dinero” o ” si lo llevas puesto muchas veces te acaba saliendo a cinco céntimos por día”.
¿Cómo se ha presentado a la mujer en redes sociales?
- No es la primera vez que vemos la combinación “Girl” con otra palabra, hemos presenciado la fuerza del “girl power” y de cómo se populariza en la década de 1990 para representar a un tipo de mujer que establece su propio poder, asertividad y capacidades (Gonick, 2006).
- Posteriormente, llegamos a la era de “girlboss”, donde se coloca en el centro la inequidad estructural propia el sistema capitalista que sufren las mujeres con términos como “techo de cristal”.
- En ambas corrientes, se aleja el discurso de elementos estructurales y sociales, para centrarse en cualidades de personalidad y en los individuos. Se intenta diferenciar a la “mujer fuerte” de la mujer a secas, rechazando la feminidad tradicional y optando por cualidades más comprendidas como masculinas (poder, autoridad, capacidad adquisitiva).
En parte por esta privación que nos hemos autoimpuesto de elementos más “femeninos” presentes en nuestra infancia, en los últimos años hemos visto un giro hacia la celebración y apreciación de las cualidades tradicionalmente más “de chicas”, el rosa, la película de Barbie, el boom de Taylor Swift y las películas, series, libros y tendencias de internet que incluyen la palabra “girl”. Estamos, por tanto, contracondicionando estos estímulos que antes nos generaban rechazo, y ahora nos permitimos disfrutar de ellos.
- La Chica del tren, Las Chicas Gilmore, Las Chicas de Oro… ¿qué tienen en común todas estas chicas? Que son mujeres. ¿Por qué llamarlas chicas, en ese caso? En palabras de Rebecca Jennings, pasar de ser chica a mujer es pasar de ser “alguien” a ser “el algo de alguien”. En todos los casos mencionados anteriormente, las mujeres se escapan de la imagen que nos viene a la cabeza cuando pensamos en una mujer. En el ejemplo de Las Chicas de Oro, probablemente el más conocido, vemos cómo han acabado los deberes de las protagonistas de esposa y madre, por lo que pueden volver a buscar su propio desarrollo, pueden volver a ser “chicas” (Wasserman, 2016).
- La razón por la que se usa “girl” se esconde en el poder que tiene el lenguaje de portar y transferir significados previamente aprendidos de un signo a otro (Mowrer, 1954). Una “girl dinner” es más divertida, menos seria, más para una misma y alejada de la mirada evaluativa de los demás de lo que podría ser una “woman dinner”. Por tanto, las palabras que usamos reflejan y reproducen la sociedad en la que vivimos. Al asociar continuamente la palabra “girl” con esas características, hacemos a la palabra más fuerte.
¿Qué problemas puede dar el mantener esta tendencia de usar “girl” para transferir significados?
Cómo indica Olivia Allen (2023), es imposible separar la feminidad del patriarcado, y no es sabio ignorar las consecuencias de sus matices potencialmente infantilizadores y subyugadores. Cuando decimos que hacer “girl math” es gestionar tu economía de forma irracional o incompetente, estamos asociando la feminidad con esos adjetivos.
- Ahora, todo lo que se aprende se puede desaprender, o se pueden aprender cosas incompatibles. Cuando asocio “girl dinner” con una cena caótica, poco estética y vaga, no sólo estoy reflejando una realidad que, al parecer, es generalizada, sino que también estoy enseñando que “girl” puede significar algo diferente a lo que tradicionalmente comprendemos.
- Tras ver a hombres y personas no binarias decir que se van a dar un “hot girl walk”, aprendemos que girl tampoco tiene por qué ir asociado al género. Tras los suficientes ensayos en los que se den esos aprendizajes, “girl” significaría únicamente algo divertido, sin un fin concreto, por mero disfrute. Son tendencias que pueden recoger experiencias compartidas y ayudar a desmitificar la figura femenina, reducir el esencialismo de género y comprender este como un elemento dinámico y contextualizado en bases sociales, históricas, materiales y narrativas. Como indica Gonnick (2006), podemos hacer que el lenguaje no sólo recoja ideas preexistentes, sino que construya nuevas.
Como conclusión, reapropiarse de un término social conlleva mucho más que simplemente contracondicionarlo, sino que influyen elementos sociales y estructurales. Pero, dado que las contingencias relacionadas con el género no son las mismas que hace cincuenta años, ¿por qué deberían serlo nuestras conductas y sus funciones? Quizá estemos en un momento en el que podamos recoger (que no reproducir) la feminidad que fuimos y las experiencias compartidas a las que nos han llevado, mientras que flexibilizamos esas cualidades y las desligamos del sexo para construir una nueva, más comprehensiva y menos binaria.
- En Centro TAP tenemos un compromiso con la mirada de género, podrás encontrar otros contenidos relacionados y siempre tendrás la oportunidad de contactar con nosotras para resolver cualquier duda o cuestión que puedas tener. El equipo de Centro TAP está cerca de ti.