

Quien posea la clave de la motivación, poseerá, a su vez,
la clave del comportamiento humano (Marina, 2011)
- No es la primera vez que abordamos en nuestro blog la temática de la motivación, hemos descrito desde como la motivación es clave para el aprendizaje (post escrito por mi compañera Ester Sánchez), hasta las estrategias para motivar en el aula (contenido elaborado por mi). Y es que la motivación es un proceso fundamental en el aprendizaje y en la vida de las personas, lo es más aún cuando intentamos entender/explicar la conducta humana, ya que la motivación explica por qué actuamos como lo hacemos y porqué hacemos o dejamos de hacer determinadas cosas.
La motivación es energía, es el impulso desde el que proponemos metas y las conseguimos. En esta ocasión, nos centraremos en explicar los mecanismos que favorecen la motivación y como diferenciar lo que es motivar y lo que no.
Seguro que en algún momento de tu vida has tenido o sentido la necesidad o el deseo de motivar a otro a que realice una conducta o una actividad, podrías ser un padre que quiere que sus hijos tengan un comportamiento adecuado, un entrenador que pretende que su equipo rinda al máximo, un líder de una empresa que necesita que su equipo se coordine adecuadamente, o un profesor cuyo objetivo es que sus alumnos estudien la materia, o quizá un político que quiere convencer a su electorado. Sea cual sea el tipo de interacción y nuestro cometido o profesión, maestro, entrenador o líder, necesitamos entender y saber cómo transmitir la fuerza de la motivación.
Podríamos decir que la fuerza de la motivación viene determinada por tres elementos que hay que tener en cuenta y que son clave en la motivación de las personas:
- Los deseos
- Las metas
- Las circunstancias externas que pueden actuar como elementos facilitadores.
Y por ende si actuamos sobre uno de estos tres elementos seremos capaces de intervenir en la motivación de las personas.
¿Qué favorece la motivación?
- Entender y conocer al otro, es fundamental saber acercarme a sus intereses, sus deseos, sus metas y poder actuar de alguna manera como modificador o modulador en la toma de decisiones. Tenemos que realizar un buen encaje entre lo que quiero conseguir y los intereses de la otra persona.
- Emoción positiva, sabemos que todas nuestras experiencias aprendidas tienen una base emocional importante y sabemos también, que, si esa emoción es agradable, y conectamos con la felicidad es mucho más duradera y tenderemos a repetir aquellas conductas que nos producen placer. Por lo tanto, cuanto más placentera se proyecte la actividad mas motivados estaremos por ella.
- Elogio, somos seres sociales y por ello necesitamos que nos quieran, necesitamos compañía y por supuesto necesitamos sentirnos parte de. Por ello, los elogios tienen una fuerza importante a la hora de motivar la conducta de las personas, pero cuidado, en su justa medida, ya que el exceso de elogios tiene efectos contraproducentes en el desarrollo de la autoestima, haciendo que la persona necesite continuamente el reconocimiento externo para valorarse.
- Reto, todos los seres humanos tenemos la necesidad de sentir que mejoramos, que somos capaces de realizar un reto. Se ha investigado como el mejor predictor de éxito académico no son las notas, ni el cociente intelectual del alumno, ni la metodología, todo eso influye, pero lo que se ha visto que tiene mayor peso es lo que se llama mentalidad de crecimiento, término utilizado por John Hattie para explicar la visión que la persona tiene de su capacidad para lograr algo.
- El lenguaje. Es importante destacar aquí como debemos prestar atención a nuestro lenguaje tanto verbal, como no verbal. Las personas nos construimos, primero a partir de la mirada de nuestras figuras de referencia y después de las personas que nos rodean. Todo formará parte de nuestro sistema de creencias, conformando nuestro discurso interno, que nos acompañará en nuestras vivencias y nuestra idea de lo que somos o no somos capaces de hacer.
¿Cómo NO motivar?
- Comparar con otros, “El resto de compañeros han podido…”
- Explicitar que es una cuestión de querer, “cuando quieres lo haces muy bien…”
- Utilizar amenazas para que piense en lo que le espera, “si no haces esto al final….”
- Proyectar fracaso, “si sigues así, nunca vas a ser capaz de…”
- Elogiar siempre, “Eres el mejor…especial…”
- Juzgar “para una cosa que te pido… lo haces mal”
El gran reto consiste en que la persona que motiva sea capaz de transmitir al otro que tiene capacidad de mejora, que tiene confianza en sus capacidades, que crea que puede conseguirlo, de ahí el subtítulo de este blog “creer es poder”. ¿Te unes a este difícil reto?